A propósito de Pinocchio


Eduardo Pineda
Ciudad de Puebla, Puebla 16 de diciembre del 2022
Desde la década de los 90 del siglo pasado, la animación cinematográfica ha tomado auge, más de la mitad de las producciones incorporan elementos animados y la industria del cine, principalmente occidental, ha multiplicado sus ganancias gracias a las técnicas de animación que revolucionaron el séptimo arte, a saber: Pixar o Dream Works o, aquí en nuestro país: Anima estudios.
Pero, encontrarse de pronto con una fusión de la forma en boga de hacer cine y del arte cinematográfico en estado puro (como debe ser en el cine de autor, por ejemplo) y hacerlo con una historia clásica enfatizando el contenido que conduce a la reflexión, es sencillamente extraordinario.
Guillermo del Toro nos ha entregado una obra de arte que, en perplejidad por su autenticidad, nos lleva a la introspección y la reflexión tras una crítica social, secular y política severa y contundente. No perdió oportunidad Del Toro para atraernos a las pantallas con un clásico infantil y dar un giro de 180 grados con una adaptación que nos mantiene con los párpados abiertos y con varias expresiones que urgen ser pronunciadas por nuestros labios en varias (o casi todas) las escenas.
Y por si fuera poco, el cineasta tapatío lo hace a través de la plataforma Netflix para que sea accesible prácticamente a todo público.
Le estamos agradecidos, nos ha recordado que la modernidad no ha arrancado de raíz las más profundas convicciones del cine.
¡Gracias Memo!


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