Efraín Clandestino

El niño que soñé ser.

Cuando comencé a escribir la historia de mis raíces familiares, lo hice bajo el compromiso y la visión de rescatar del polvo aquellos días perdidos en una historia sin contar.

Mi nombre es Fabricio Cortez (Efraín). Siempre fui un peludo rebelde, desde pequeño el pelo largo fue lo mío, desde niño, quizás en tercer o cuarto grado, comencé a escribir y pintar, ya con mi característica ironía y humor torcido. Al principio inspirado por Allan Poe, algo extraño para mi edad.

Ello me tiene aquí jugando a rescatar los torcidos vericuetos de mi árbol familiar. Mi formación periodística me ayudó a documentar éstas historias con el registro fotográfico de mi familia, el cual obtuve gracias a ser un reportero que sabe buscar en el pasado… Los textos son las pláticas que sostuvimos con mi abuela, escuchar de viva voz mi historia me hace no querer irme sin que mis hijas un día puedan leer y saber de dónde vienen, esta es la única cosa que puedo dejar por herencia… La verdad de dónde venimos y a dónde vamos. El niño peludo que fui y soy, hasta que la enfermedad me botó el cabello jajaja… Pero no la sonrisa ese chiquillo tierno aquí sigue convertido en un payaso que comparte alegría.

Cuento mi historia aún con dolor, porque quiero dar testimonio de la presencia de Dios a lo largo de mi vida y en especial en este tramo doloroso que me ha llevado a estar cerca de la muerte. Cada mañana es un milagro de vida, y en los peores momentos solo Él ha estado conmigo trayendo buenas nuevas.

El niño que soñó ser payaso compartió lo poco que tenía, y ahora en la oscuridad los ángeles han venido a su auxilio, en muchos de mis amigos, ustedes que me leen he encontrado una luz de amor que me han alimentado de esperanza, y yo les agradezco como Dios los ha vuelto instrumentos de mi proceso. Aquí estoy resistiendo, sonriendo siendo terco, manteniendo vivo al niño que quiso ser payaso.

Mientras pueda, escribiré y compartiré.

Al autor lo pueden buscar como poesía clandestina o circo de la Bernal.