MÉRITOS Y DEMÉRITOS

Cuando Cristóbal Colón pisó tierra americana, por primera vez, a los indígenas que se le acercaron, les ofreció como obsequio, una serie de espejos y de chatarras con formas y colores atractivos. Los indígenas americanos, ufanos ellos, correspondieron con unos metales relucientes, y una serie de piedras verdes muy bonitas, que estaban por todas partes, allá, en aquellas hermosas latitudes.

Lo que, en realidad, entregó Colón, fue algo que carecía de valor para él, pero, lo que recibía, sin embargo, era el oro y las piedras preciosas que iba buscando en su viaje. Viaje que no tenía otro sentido, que encontrar unas tierras de suficiente riqueza, como para que, de su explotación, España pudiera financiar su hegemonía política y militar, en Europa, clave para constituirse en la primera potencia mundial.

Este hecho de la hegemonía mundial española, se mantuvo durante siglo y medio, aproximadamente, es decir, desde que se descubriera América, en 1492, hasta la victoria de la Francia del Cardenal Richelieu, sobre los, hasta entonces invictos Tercios españoles, en la batalla de Rocroi, en 1643.

Entonces, España hizo una serie de cosas bien hechas, como apostar por la expedición para el descubrimiento y anexión de las «Indias Orientales», a la postre América, cuya colonización y control, a base de importantes exploradores, y del sometimiento de los pueblos que habitaban aquel nuevo Continente, pudo reportarle ese magnífico imperio, que mantuvo prácticamente intacto, hasta ya entrado el siglo XIX.

El que quiere algo, y el que desea algo con fervor, debe esforzarse y arriesgarse. Muchas veces, debe hacer concesiones también, en aras de conseguir bienes mayores en el futuro, porque una pequeña inversión en el presente, hecha con cabeza y buena fe, puede dar abundantes frutos en el futuro.

La decadencia del Imperio español, llegó cuando se empezaron a hacer las cosas mal: cuando se instituyó y se empoderó, a una institución represora de la ciencia y de la filosofía, como fue la Santa Inquisición, que era una asociación de dementes, que todo lo torcían y tergiversaban. Cuando las riquezas de América, no solo sirvieron para financiar las victorias militares españolas, sino también para generar un desprecio hacia el trabajo, y el anquilosamiento de medios de producción, ya que España enviaba los productos americanos a sus posesiones en Europa, para su trasformación, siendo este el factor de crecimiento industrial en Europa, del que España se quedó huérfana, por una política que buscaba la simpatía de los europeos bajo gobierno español.

Son, a grosso modo, los méritos y deméritos del Imperio español, lo que ayudó al triunfo, y lo que contribuyó al fracaso. De todo esto, es posible sacar conclusiones para el presente que vivimos, y que nos puede ayudar a enfocar una dirección bien encaminada, entre otras cosas, que no es necesario que unos escupan sangre, para que otros puedan gozar y ser felices. Que es posible la prosperidad de todos, sin que nadie se quede rezagado, siempre que todos nos esforcemos y seamos responsables. Que ir a hacer daño a otros, pero quedarnos con sus riquezas, constituye toda una canallada, que, muy probablemente, nos pase una factura demasiado onerosa, por la que nos arrepentiremos cuando ya no haya solución.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,28 de enero del 2023


Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario