LA ESCUELA

Luis tiene un amigo que se llama Juan, Juan es licenciado de administración de empresas, trabaja manejando un taxi en la zona norte de la ciudad y los domingos vende ropa usada en el tianguis. Pero no siempre fue así, Juan de niño, en edad preescolar, quería ser pintor; le admiraban los cuadros al óleo y las acuarelas, era preguntón y disfrutaba mucho meter las manos en la tierra para ver los bichos que vivían ahí.

Luis nació y creció en el campo, nunca fue a la escuela, en su pueblo no había escuelas, aprendió a hacer “cuentas” con sus hermanos y su papá para poder ayudar a vender el maíz y para calcular los tiempos de cosecha. Aprendió también la técnica del grabado y a hacer artesanías con mazorcas secas. Cuando llegó a la ciudad puso un taller de artesanía y tenia conocimiento tradicional del uso de plantas medicinales y así conoció a Juan, él fue su paciente por un dolor de espalda de tanto andar en el taxi.

Un día, al terminar la terapia de hierbas analgésicas, Luis le preguntó a Juan por qué no se había seguido en la pintura, la acuarela o sus investigaciones con los insectos. Juan, con lágrimas en los ojos le respondió: tuve que abandonar mis estudios desde muy niño por tener que asistir a la escuela.

EDUARDO PINEDA
Febrero 1 2023
(De la colección “Interpelaciones inoportunas”)


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