EL EQUÍVOCO USO DE LA RUEDA


Desde aquella fatídica fecha no datada en documento histórico alguno, en que la serpiente dio al hombre y la mujer la suculenta manzana del conocimiento, hemos construido una civilización industrial, un mundo de prisas y arrebatos, de envilecimiento, de miradas lascivas hacia los desposeídos, de robo y atropello, de acumulación de la riqueza, de la venta a toda costa. Una realidad de luces de neón, de olor a perfume que oculta la pútrida alma de los ambiciosos y avaros, de los estafadores, de los mercaderes del templo, de los pastores que envasan la fé y la venden en una oblea que apesta a hipocresía.


Inventamos los mitos para explicar a Dios, hicimos cientos de religiones, millones de empresas, perfeccionamos la técnica, la ciencia, la medicina. Violamos a Gea, ultrajamos a Gaia, con ductos, con minas, con pozos petroleros.


Dejamos de gemir y gruñir para pedir agua y reclamar comida y aprendimos a hablar; después a escribir, y usamos el alfabeto para declarar la guerra al débil, al que tiene bajo sus pies los metales que deslumbran nuestras conciencias.


Violentamos a la madre Tierra mientras ella sigue abierta de brazos dispuesta a amamantar a su hijo que la desuella y se la come viva como un troglodita que no se llena, que no se sacia.


Aprendimos a aprender, conocimos la técnica y la ciencia de la transformación del entorno, erigimos ciudades, pueblos alimentados y vestidos por la industria que vomita humos negros a los cielos que lloran ácido sobre la tierra cada vez más estéril y aun así nuestra madre la limpia, la revuelve, escondiendo el desastre de su hijo que se pierde entre telarañas de cables y neblinas de gas defecado por los automóviles.


Adán se comió la manzana y aprendió a hacer leyes para gobernar el mundo, para lazar por el cuello a los animales y domesticarlos, para meter a sus hermanos que no se someten a la cárcel, para confabular con sus congéneres corruptos, para formar gobiernos, para mentir, para vivir en campañas políticas.


Al respecto H.R. Luna dijo: “Observan el trágico desarrollo de las circunstancias épicas que desataron el uso equivoco de la rueda, el alfabeto, la escritura, las crucecitas judeocristianas, los discursos metódicos, las oraciones, los logos, las marcas, la mercantilización de la existencia” y no estaba errado.

EDUARDO PINEDA
Febrero 03 2023
(De la colección “Interpelaciones inoportunas”)


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