Mi recuerdo de la expropiación petrolera. Parte 2.Una huelga petrolera de 10 meses

Por: Raúl Jiménez Lescas

Correo: rjlescas@gmail.com

Morelia,Michoacán,19 de marzo del 2023

Lo contó Gustavo Corona Figuero, quien fue el presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCyA) durante la huelga petrolera iniciada en mayo de 1937. Su libro y memoria es una joya de aquellas jornadas por la defensa de los derechos laborales y la soberanía energética de México.

Tomó su pluma y escribió: “Cuando en junio de 1937 el licenciado Enrique Calderón me preguntó sí aceptaría el cargo de presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje para conocer del conflicto de huelga que en contra de las empresas petroleras del país habían declarado sus trabajadores, nadie suponía, ni remotamente, que aquel conflicto obrero-patronal habría de culminar, meses después, en la expropiación de la industria.” (Corona, 1975).

Como sabemos, la huelga de los petroleros inició el 28 de mayo de 1937 y 10 meses y días desembocó en la epopeya cardenista de la expropiación y nacionalización de la industria petrolera. Expropiar, nacionalizar, nos recuerda Gustavo Corona se escribe fácil, se dice fácil, pero tiene enormes repercusiones nacionales e internacionales, ya que sólo la empresa extranjera El Águila representaba el 60% de la totalidad de la industria petrolera en México.

Enrique Calderón, por su parte, era el jefe de la Comisión de Estudios del presidente Cárdenas. Otros dos miembros destacados de la Comisión fueron Enrique González Aparicio y José Cantú Estrada, quienes ante lo prolongado de la huelga, formularon un Memorándum al Presidente sobre el conflicto obrero-patronal.

La polarización no resultaba fácil para una solución, pero el Comité de Huelga petrolero, decidió someterse al “arbitraje” de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que presidía León Orantes. Como asesor de los huelguistas, se contaba con Vicente Lombardo Toledano, secretario general de la CTM.

La propuesta presidencial, basada en el Memorándum de sus colaboradores y la aceptación tácita del sindicato de aceptar el “arbitraje” fue de levantar la huelga y volver al trabajo. Y, sin pelos en la lengua, les dijo al centenar de delegados sindicales, más o menos: «Les autorizo decir que les he pedido volver al trabajo. Asumo la responsabilidad de este acuerdo. Se les hará justicia’.

De Los Pinos (oficinas del Presidente) se trasladaron los paristas a la Universidad Obrera de México, que no estaba en San Ildelfonso 72 como ahora, sino en la calle de Rosales. Ahí siguieron sesionando los petroleros. La huelga tenía más de 10 meses. Sesionó la Primera Gran Convención Extraordinaria, el Comité Ejecutivo Nacional y el Comité de Huelga de los petroleros. El ambiente, según los testigos, fue tenso, pero por mayoría decidieron levantar la huelga y someterse al “arbitrio” de la Junta Federal. Pasaban de la media noche y los delegados irían a sus centros laborales a comunicar la decisión.

Nada fácil para los delegados. En algunos lugares los rechazaron y acusaron de “vendidos”. En otros los debates fueron duros. No había sido una decisión fácil de tomar. Pero el presidente Cárdenas se los pidió y les prometió “se hará justicia”.

La representación sindical elaboró un texto guía para consultar a la base petrolera: 8 fueron los puntos redactados. Informaron que las empresas presentaron un Contrato Colectivo de Trabajo alternativo que los huelguistas rechazaron.
En medio de este conflicto, fue designado el michoacano Gustavo Corona Figueroa presidente de la JFCyA.
Ahora viene lo bueno.

Fuentes
CORONA, G (1996). Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera en México. Morelia. UMSNH.


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