REVELADOR DÍA DEL PADRE

El 19 de marzo pasado, fue el día de San José, durante el que se celebra en España, una jornada dedicada a figura de los padres, ya que utilizamos el patronazgo del padre putativo de Jesús de Nazaret, considerado todo un ejemplo de cuidado y tutela de la infancia, y de los débiles, como inmejorable ejemplo de lo que está llamada a ser la paternidad.

Se me ocurrió hacerle un homenaje a mi querido difunto padre, y coloqué una imagen en Facebook, en la que aparezco con él, siendo yo un bebé de pocos meses. La verdad es que me quedé sorprendido, al comprobar la reacción de mis amigos, pero, sobre todo, y más concretamente, mi sorpresa tuvo que ver con la reacción de mis amigas, que salieron en tromba a pulsar el botón de «me encanta», la mayoría de ellas.

Y comprendo perfectamente dicha reacción femenina, tan elocuente de la capacidad maternal de las mujeres, que, en los tiempos que corren, en los que el feminismo alza su puño en alto a favor de una merecida y justa liberación de la mujer, no siempre hace con fortuna, a mi juicio, las reivindicaciones que el verdadero carácter de nuestra compañera vital, requeriría con necesidad y apremio.

El feminismo, según escucho en algunas de sus voces, clama por una liberación de la mujer como seno materno, y reivindica el derecho de esta a gozar sexualmente, en un intento de igualdad con el varón, creo honestamente que desacertado. Una cosa es la igualdad en derechos, entre varones y mujeres, lo cual me parece del todo equitativo, y otra muy distinta, es que la mujer pierda sus rasgos genuinamente naturales, que, guste o no, le diferencian claramente de los varones.

Precisamente, y lo digo como varón heterosexual convencido, lo que atrae a los hombres de las mujeres, es esa diferencia de naturaleza que existe con nosotros, que nos impulsa a desear la unión con la mujer, en una compartición de la vida, donde formemos un hogar, y, desde el hogar donde se fragua dicha concordia, dar lugar a los hijos, conformando, de tal forma, la familia, germen, a mi juicio, de realización humana, tanto para ellos, como para ellas. Y me parece que el gesto tan revelador de mis amigas, acudiendo con fervor a manifestar su alegría, ante la foto de mi padre sosteniéndome en brazos cuando era todavía un bebé, nos está hablando claro, de que la mujer no está llamada a sentir ni a comportarse de idéntica manera que sus compañeros de vida, detalle que se comprueba también en la fisonomía, tan diferente entre los hombres y las mujeres.

Hombres y mujeres, conformamos la raza humana, y, como humanos que somos, merecemos las mismas oportunidades de realización personal. Pero, también como seres humanos, merecemos ser respetados en nuestras peculiaridades y diferencias, porque somos diferentes, en cuanto a la función vital que nos ha reservado la naturaleza, pero somos complementarios, ya que el sentido de la vida, digamos general, no se comprende sin la unión del hombre y la mujer, dos medias naranjas, que se necesitan para conformar la naranja completa.

La palabra «diferente», en este sentido, es ha desprestigiado, cuando puede ser indicativa de riqueza, y de una riqueza que llena los huecos de nuestra sociedad, que lo genérico no es capaz de satisfacer, contribuyendo a ahuyentar el fantasma tan presente de la mediocridad. Diferencia sí, discriminación, no. Igualdad en derechos, pero respetando la naturaleza de las personas.

FRAN AUDIJE

Madrid,España, 20 de marzo del 2023


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