EL PAÍS DE LOS MARAJÁS, Y DE LOS MAJARAS

El sábado pasado, tuve el honor de saludar, y de mantener una muy interesante plática, con el escritor español, Luis Navarro, también colaborador de nuestra revista Unidad Parlamentaria. Lo recibí en mi humilde morada de Madrid, cercana a la mítica Plaza de Toros de Las Ventas, en un atardecer soleado de declarada primavera.

Mientras disfrutábamos de un refresco, y de una sabrosa tapita, conversamos largo y tendido de una gran variedad de temas, que fueron, desde las mujeres, hasta la política, pasando por temas más personales, y, por supuesto, en nuestro diálogo, estuvo presente el precioso México, del que Luis es un firme admirador, llegando a realizar una visita al año, por aquellas idílicas y románticas tierras del Norte americano.

Me habló sobre la belleza de las mexicanas. Yo también soy admirador de la belleza de las mexicanas, y de las latinas, en general, pero, desgraciadamente, no cuajo ni una sola relación, porque, y así se lo dije a Luís, vivimos en el país de los Marajás, y de los majaras.

Aplico este apelativo de Marajás, a los políticos españoles, unos señores que trabajan poco en sus deberes, y que viven a cuerpo de rey, a costa del sudoroso contribuyente español, que trabaja hasta la extenuación, para que la irresponsabilidad con patas, se lo lleve en bloque, porque, como bien es sabido, el que reparte se lleva la mejor parte. Los majaras, son tantos españoles, que ni tullen ni mullen, ante las injusticias institucionalizadas, que han establecido los Marajás, e, incluso, yendo más allá todavía, se ponen al servicio de estos verdaderos sátrapas, reeditando de tal manera, la España profunda, y hasta la tan denostada Leyenda Negra, de la cual, yo mismo, soy una víctima sangrante.

Pude apreciar en el rostro de Luís, algo de tristeza ante mis comentarios críticos sobre esta España nuestra, la cual, empiezo a dudar seriamente que sea mía, porque uno pertenece a aquellos lugares donde es respetado en sus derechos, y se le permite vivir y realizarse como persona, cosa ésta que, en España, se me tiene completamente prohibida. Luis manifestó su estupor ante lo que yo le contaba, y se solidarizaba conmigo. Pero no te preocupes demasiado, querido amigo y colega, porque estamos ante un problema de degeneración mental, mezclado con mucha maldad, y mucha cara dura, algo inevitable en un país donde se juega a tirarse bolas de migas de pan en la mesa, y se tortura a pobres animalitos, como modo de diversión en las fiestas de los pueblos. Solo con esos dos datos, nos podemos imaginar la necesidad de maduración de este país infame.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 28 de marzo del 2023


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