VIGENCIA DEL AMOR

Algunas personas son del parecer de que el sexo juega un papel central en la vida de los seres humanos. Esta filosofía sobre la preponderancia de la sexualidad humana, se ha postulado como el principal escollo para la durabilidad de la convivencia en las parejas, ya que, como es evidente con solo un vistazo a la figura humana, estamos compuestos de diversos centros de poder o energía, además del sexual, como es la cabeza, el corazón, y el estómago.

Todos estos centros de poder o energía, constituyen facetas humanas, alrededor de las cuales se debe desenvolver la vida de las personas. Y tratando de que sea un desenvolvimiento lo más equilibrado posible. Por tanto, la faceta sexual, es solo una más, de entre las que debería repartirse la convivencia de las personas, y, más concretamente, de las parejas.

Si centramos la convivencia en lo sexual, desatendiendo el resto de potencialidades humanas, lo que hacemos es generar un desequilibrio en la vida de la pareja, que acabará pasando la factura de una relación efímera, lo cual significa que no podremos aprovechar los dones y frutos, que otorga una vida de pareja sana y prolongada, para mi entendimiento personal mucho más beneficiosos que las relaciones breves y promiscuas.

Naturalmente, el amor no es solo corazón, sino que lo engloban todos estos factores humanos de los que hemos hablado, al menos en el amor de pareja. Una pareja debe entenderse, en el sentido psicológico del término; es decir, los caracteres de ambos deben encajar de alguna manera, de modo que les sea posible el diálogo y la conversación, de cara a tomar acuerdos y decisiones conjuntas.

Por supuesto, debe existir un afecto de corazón, lo que se llama sentir ternura el uno por el otro. Esto suele desenvocar, en una relación sexual satisfactoria, la cual, previamente, suele haber sido útil como gancho entre las dos partes, ya que el atractivo sexual es lo que primero nos llega a la zona cognitiva del deseo, y nos suele impulsar hacia la conquista del otro.

Sin embargo, el ser humano cuenta con una complejidad mucho mayor, en la que podrían entrar en juego cantidad de condicionantes, que se pueden añadir a los anteriores, y todos ellos relacionados con la potencia psíquica: desde temas económico-sociales, hasta culturales y académicos, como aparentemente superfluos (olor corporal, defectos o virtudes físicas y psíquicas, costumbres).

Reducir la convivencia y las relaciones humanas a lo sexual, es recortar considerablemente el valor y las capacidades humanas. Es dejar de sacarle un partido precioso a las facultades de las personas. Gráficamente, imagino a una persona como un tesoro, dentro del cual encontramos diversos utensilios, con diferentes aptitudes y finalidades. Si, dentro de los distintos elementos del tesoro, tan solo nos aprovechamos de unos pocos, porque nos gustan más que el resto, lo que hacemos claramente es menguar los beneficios que se pueden extraer de aquel tesoro, dentro del cual todos los componentes poseen un valor necesario, a la hora de provocar el crecimiento personal, y la realización humana, en uno de los grandes retos del hombre, como ha sido desde siempre la convivencia.

FRAN AUDIJE

Madrid,España, 12 de abril del 2023


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