Por: Raúl Jiménez Lescas
Morelia,Michoacán,20 de abril del 2023
Conocí a Jimmy en un convento de Ciudad de México. No piensen mal. Ninguno de los dos pensábamos ponernos los hábitos. Fue una reunión de socialistas y fue en un lugar hermoso, alejados del bullicio de la ciudad. No recuerdo el año, pero fue como hace muchos, pero muchos años.
Nos saludamos como si ya nos conociéramos “desde de nantes”.
Mi admiración por su libro “Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana”, no le bastó. Sentados parecíamos iguales, pero cuando se levantó, me sacaba como un metro. Era un gringo grande. Su mirada era profunda. Cuando nos veamos en Morelia, dijo, porque amo Michoacán. Yo contesté: tienes una novia Jimmy. En efecto, las michoacanas son hermosas.
Jimmy sonrió. Nada más.
Invité a Jimmy a Morelia, creo que a la presentación de mi libro, “Historia del 1o de mayo” en la Difusión Facultad de Historia. Él leyó mi primer borrador y me hizo las observaciones pertinentes.
Escribió un prólogo fabuloso, dónde dijo muchas cosas, pero destaco una: un buen consejo todavía, más que nunca… Tal como leer este libro.
Cuando lo escribí, era un estudiante de mi querida Facultad de Historia. Hoy lo volvería a escribir, pero fue Jimmy quién me orientó a revalorar a Lucy Parsons.
En marzo del 2004, mi amigo estaba en Amsterdam, Holanda. Luego llegó a México por otros motivos y vino a Morelia. Sentados, con unas buenas copas de vino tinto, me dijo: no tengo novia en Michoacán, tengo un hijo.
¡Doctor!, Exclamé yo como incrédulo. Sí, dijo el gringo viejo y grande: se llama Trabajadores de Michoacán. No lo podía creer. Ese libro no lo conocía y es una joya de la Historia Oral del pueblo de La Purisima, Michoacán.
Así nació, al calor de unos tintos, clonar ese hijo de Jimmy en Michoacán. Nos puso a talonear y fuimos el equipo de la entonces, Escuela Nacional de Trabajadores, a La Purísima. Con don José y esposa, recibieron con las tortillas abiertas a Jimmy. Un par de cervezas le aplaudieron.
Poco a poco se fue clonando el chamaco hasta que abrió el primer ojo, 9 meses después en el hospital Jorale de CDMX.
Cuando lo vi nacer, sentí, casi la misma sensación que cuando nació «la nena» qué dijo Jimmy en su libro: o sea mi primera hija. Trabajamos duro y tupido para presentar al chamaco clonado en la Feria Internacional del Libro, que por cierto es muy, pero muy capitalista, que la burguesía se avergüenza de ella. El chamaco se llamó, porque el papá así lo decidió, Historia de un pueblo migrante. Los trabajadores de Michoacán, editado por Jorale (2005).
Después de bautizar al chamaco, nos hicimos compadres, antes éramos camaradas troskos y luego amigos, que no es lo mismo, sino todo lo contrario. Como dice la tradición Mexicana, al chamaco se le presenta en sociedad. Eso fue un lunes 28 de noviembre en la FIL estante 4121 (para que luzca mi memoria). Ese pequeño chamaco de Jimmy con Michoacán es una joya de historia oral y de los migrantes.
Cuando mi amigo Román me dio la noticia de la muerte de Jimmy, me resistí a creerla. No, no lo creo, Jimmy está vivo entre sus amigos.
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