CALIFORNIA

EL GENOCIDIO JAMÁS CONTADO

Por Federico Saenz

Todos los pueblos inventan un mito histórico para agruparse y trabajar unidos para llegar a ser grandes

Lo hicieron los judíos (pueblo escogido) los nazis, los norteamericanos (destino manifiesto)

Los Hispanos (incluida España) al revés. Negamos una realidad histórica qué nos podría inspirar para recuperar la grandeza y en cambio creemos mentiras, propaganda escrita por nuestros adversarios para destruirnos.

Todos mienten para crecer, nosotros mentimos para empequeñecernos.

La verdad, no sólo nos haría libres sino también grandes.

En 1847 se firmó el armisticio en la Hacienda de Guadalupe en el estado de Hidalgo. México perdía el 55% de su territorio y los norteamericanos entregaban 15 millones de dólares como indemnización por la infraestructura adquirida.

El tratado estipulaba que se respetaría la propiedad de los mexicanos en los territorios adquiridos y se les otorgaría nacionalidad con igualdad de derechos a todos los hispanos qué la frontera, al moverse, les ubicó en otro país.

¿Qué ocurrió?

Fieles a su tradición pirata, los anglosajones se lanzaron al abordaje, la rapiña y el genocidio. Decretaron como norma que el mejor indio era el indio muerto.  Las tribus de Comanches, Apaches y Cheroquis, que hablaban español, eran católicos y súbditos de pleno derecho del Imperio Hispánico y luego ciudadanos de la República Mexicana, sufrieron del más cruel y sangriento exterminio.

Los habitantes de California, es cuestión de estudiar los registros de la propiedad, fueron masacrados, pasados a cuchillo en familia y colgados de árboles para arrebatarles sus propiedades convirtiendo a California en el genocidio más cruel y peor documentado de la historia.

Los anglosajones no cumplieron con las cláusulas del tratado de Guadalupe Hidalgo.

Peor aún, la guerra de invasión norteamericana tampoco cumplió con las leyes.

Argumentando que un grupo de soldados mexicanos habían «invadido los Estados Unidos» el presidente Polk invade México.

Cuando fue al Congreso a cumplir con la Ley pues requería permiso para iniciar una guerra, el Senador Abraham Lincoln lo encaró y le espetó qué esa guerra era ilegal e ilegítima.

Ilegal porque la inicio antes de haber solicitado y obtenido el permiso del Congreso e ilegítima porque partía de una mentira.

El último tratado internacional, el Adams-Onis, estipulaba la frontera en el río Nueces y no en el Río Bravo.

Los hechos ocurrieron en territorio mexicano.

Legalmente, no militar ni política ni económicamente, es factible revertir las consecuencias de un proceso viciado de origen.

Es increíble como hoy en día los propagandistas anglosajones, colegas de Goebbels, promueven en las escuelas de California qué el 12 de octubre los niños escenifiquen a frailes franciscanos dando latigazos a amerindios esclavizados. Se derriban estatuas de Fray Junípero Serra, gran civilizador y se le rinde homenaje con grandes Bulevares al coronel Freeman, un asesino carnicero.

El mundo al revés.

¿En qué manos estamos?

¿Qué fuerza siniestra domina Hollywood y los medios norteamericanos?

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