Por: Raúl Jiménez Lescas
Morelia,Michoacán, 15 de mayo del 2023
¿Quién fue mi primer maestro?
Por: Raúl Jiménez Lescas
Sería ridículo decir que fue Karl Marx o John Lennon. No, cuando era un niño tuve un maestro genial: el tío Juanito. Ni era marxista ni le gustaban The Beatles, tampoco Javier Solís porque gritaba ¡Yeah! Y pues eso no le gustaba a Juanito, el tío que ni se llamaba Juanito pero quería ser cura. Entonces mi Madre me dijo: Vamos al seminario a ver a tu tío Juanito. Así que caminando por las calles de Oaxaca, llegamos al Seminario, siempre con la abuelita Carmen.
Le decíamos «Yon» o sea John, porque estaba de moda hablar en inglés en Oaxaca y por John Lennon, mi gurú, así que yo decía varías veces al día Yon. Mi familia le llevaba como 30 chiles rellenos de picadillo al Seminario para quedar bien con los curas, porque al tío no le gustaban los chiles rellenos de queso. Así que mi madre, las tías y la abuelita se fletaban a hacer el picadillo para rellenar los chiles, que eran como 30 ó 40. En esa época no sabía de matemáticas, pero eran un puño. Era un tío FIFI como se dice ahora.
El tío Juanito me enseñó lo que se hacer: un humano, buena gente, apasionado, estudioso y meter goles, pero hace 30 años que no meto ni un autogol. Le decía a mi madre, -a este escuincle lo voy a “formar”-. Y mi madre le decía, -dale unos buenos coscorrones para que aprenda-. Y por eso digo que el tío Juanito fue mi primer maestro y por eso lo amo. Además me decía Bob o Bobby, no por perro sino por Boby Moore, el jefe de la Selección inglesa que ganó, con un gol que no fue gol, la copa del Mundo de 1966, pero no importa, Maradona metió un gol con la mano y nadie se la hace de tos.
El tío decía que no se le debe pegar a la gente, por eso nunca me coscorreonó, como decía mi mamá. Pero sí me hizo una gacha con el primo Gustavo que ahora se las voy a contar: fuimos a San Gabriel, no sé a qué carajos, pero me dejaron solo en el camino y me moría de miedo. ¿Por qué mi maestro me hizo eso? Nunca me ha dicho pero creo que él creía que debería aprender lo que es el miedo. Lo disculpo, porque desde esa vez, no siento miedo.
Yo creo que Juanito era el mejor futbolista de Oaxaca, pero puedo estar equivocado. Y me dijo, -tú vas a ser “medio de contención”-. Yo no sabía qué carajos era eso, pero me hice medio de contención, y mi camiseta naranja, porque admiraban a los holandeses, fue el 6. Un medio de contención. Por muchos años me dijeron “Bob”, pero en la primaria Francisco J. Múgica, todos me decía “Willy” por Raúl Willy Gómez. Pero el tío tuvo la brillante idea de regalarme una novela que no quiero ni recordar: El Exorcista… y me la puso a leer. Ahora sé que mi madre tenía razón: coscorrones, mejor que leer El Exorcista. Así que brincaba en las noches, temblaba, pero mi madre me dijo, -te faltan unos coscorrones-.
Muchos años después cuando me inscribí al doctorado en Historia, le pregunté a mi madre, -¿por qué querías que me dieran coscorrones?, y me respondió con sabiduría: mira donde estás, creo que el doctor Moisés te va a dar más coscorrones- y en efecto, me trajo a raya. Pero lo mejor que me enseñó el tío Juanito fue estudiar Filosofía, así que me regaló un libro de Filosofía y ahí sucumbí. Como era primerizo pues no entendía nada: Sócrates, Kant, Hegel, lo único que entendía fue a Marx, y pues ni modos, sigo siendo marxista, aunque los marxistas dicen que soy, que no lo soy. Claro, soy uno del siglo XXI; no me quedé en el siglo XIX, como muchos. Viven en el siglo XXI, pero piensan cómo se pensaba hace dos siglos.
Mi madre, que me adoraba y yo a ella, me decía, -te perdono todo menos que leas al tal Marx, es ateo y comunista-. Yo nunca quise convencerla de lo contrario. Pues sí, era ateo gracias a Díos y, para colmo comunista.
¿Qué más me enseñó el tío Juanito? A tocar la guitarra. Mi padre me dijo, -¿Una guitarra? Pues que se la compre el tío Juanito-, -no papá, yo quiero tocar la guitarra-, así que fuimos a la tienda de guitarras y me compró una barata, luego me regaló una chingona y, los domingos me decía, -toque caballero su guitarra-. Se dio el lujo de regalarme un guitarra eléctrica, roja con negro, como las huelgas. Esa guitarra creo, la robaron en la casa de la tía Susa.
Juanito, que aprendió en el Seminario de Oaxaca, me dijo, -te voy a enseñar “And I love her” de The Beatles-. Y pues que la toca en mi menor. Creo que Paul nunca la tocó en mi menor, pero eso no importa. Juanito, que odiaba a The Beatles como mi madre, mi padre y mis tíos, me la enseñó. Yo feliz tocando “Y la amo” en mi menor, no sé porqué en mi menor, pero yo la sigo tocando en mi menor. Muchos años después, mi padre y madre me decían, -hijito, toca “Y la amo”-. Así que yo la sigo tocando y en mi menor. Yo creo que la mejor versión de “Y la amo” fue de Man. Gustavo y yo la cantamos con el corazón, no entendíamos nada de inglés, pero nos salió muy bien. Después aprendimos inglés y hasta corregimos a los traductores de The Beatles.
Permítanme una broma: cuando salió Abbey Road, en Oaxaca se tradujo como el camino a la Abadía, y nosotros dijimos, -¿Cómo los mariguanos “bicles” se van a un monasterio?- Después yo me reía y les decía: Abbey Road es una calle, no manchen. Pero yo creo que lo mejor que me enseñó el tío Juanito fue a organizar. Organicé el Club Guelaguetza de fútbol: desde la tercera división infantil hasta la primera. ¿Cómo lo hice? No sé, pero ahí aprendí a organizar cosas, eventos, muchas cosas, menos mi vida que es un gran desastre. Yo creo que me formó, sin coscorrones, el tío Juanito. El le llamaba “formar” a la gente, por eso estoy construyendo un Instituto de “Formación” Política Sindical, en su honor.
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