ANTIPATRIAS

Hay gente muy particular, a la que se le llena la boca de la palabra «España», y gusta de ir luciendo los símbolos patrióticos nacionales. Suele ser gente de costumbres hispanas arraigadas: las fiestas, los toros… y, en fin, son admiradores de ciertos personajes que han simbolizado los «cojones» del español, en la historia más reciente, y en la historia del Imperio español.

Todo este patriotismo descarnado y meramente de fachada, no tiene porqué ser digno de condena, sino que es muy respetable, salvo en los casos en que pierde la coherencia. En estos casos en que la declaración patriótica simbolista, no concuerda con nuestro comportamiento cotidiano, en el trato con los demás compatriotas, y en gestos elocuentes de traición al ideal que representa la bandera nacional, o cualquier otro símbolo patrio, estamos en condiciones de afirmar que se trata de una mentira, y de un engaño, tanto a nosotros mismos, como a toda España.

El verdadero patriotismo, vaya acompañado de la parafernalia del merchandising simbolista, o no, tiene que ver con el respeto a todo lo que significa España, y a los intereses de nuestra patria de prosperidad y de engrandecimiento de lo español.

Cuando violamos las leyes y alteramos la convivencia dentro del suelo patrio, estamos atentando contra España. Cuando engañamos a nuestros compatriotas, y robamos el dinero que aportamos entre todos, destinado a fines de desarrollo de nuestro país, estamos atentando contra España. Cuando faltamos a la solidaridad entre hermanos, y dejamos tirados a otros por falta de recursos, o porque no se pueden defender, estamos atentando contra España. Cuando atacamos a otros compatriotas, haciendo toda clase de faenas y de trampas, tendentes a perjudicar a otros pequeños hermanos, aprovechando su posición precaria y desventajosa, estamos atentando contra España. Cuando obligamos a hermanos nuestros a hacer cosas indignas y vejatorias, a sabiendas de que los estamos perjudicando, estamos atentando contra España. Cuando actuamos irresponsablemente, y dejamos de cumplir con nuestras obligaciones laborales y familiares, dejando tirados a compañeros y familiares, estamos atentando contra España. En definitiva, cuando mentimos, embaucamos y envolvemos en una palabrería llena de artificios, nuestros discursos y nuestras promesas, que, posteriormente, nunca se hacen realidad, con toda la intención de alcanzar cotas de poder, o cualesquiera otras ventajas injustas sobre los demás, estamos atentando contra España.

Esto, y no otra cosa, es el antipatriotismo, queridos amigos y amigas: atentar contra nuestro país, perjudicándolo a sabiendas de que lo hacemos, es decir, con la peor fe posible, porque solo estamos pensando egoístamente y caprichosamente, en sacar determinadas ventajas sobre los demás, las cuales, muy a menudo, resultan lesivas, o gravemente lesivas, para determinadas personas, que se convierten en víctimas nuestras, a pesar de ser tan españoles como nosotros mismos, y contar con los mismos derechos y las mismas libertades.

FRAN AUDIJE

Madrid, España, 31 de mayo del 2023

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.


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