Federico Cánovas Gómez Urquiza
Hoy quiero decirte Mamá, que me siento muy agradecido contigo. Me
has regalado tesoros invaluables, me has permitido ser un Hombre que Piensa,
que madura, que cuestiona, que aprende.
Y que por aprender he caído, pero he sabido levantarme.
Que, al levantarme, me vuelvo a equivocar y lo reconozco, pero
entonces soy más grande. Soy grande por tu ejemplo y por tu influencia,
porque me has enseñado de la Vida sus Valores y de los sinsabores las
Razones.
Porque tú has sabido guiarme y mostrarme la luz en las oscuridades y
porque no temo ya, aquella oscuridad que de niño temía, porque en la infancia
me protegiste y siendo adulto, lo has seguido haciendo.
Porque no dejas de estar ahí, cuando me despiertan las pesadillas, y no
dejas de arroparme, de mostrarme las cortinas que imaginé como monstruos,
ni las sombras que imaginé como fantasmas.
Soy tu niño, tu hijo protegido, tu varón inocente, que ya no teme, pero
te sabe ahí para cuidarme. Me cuidas porque ha sido tu vocación, y lo haces
con esmero. Has cumplido como pocas, como tú, sola, has sabido hacerlo.
He divagado en mis vaivenes existenciales, dudando me he desviado del
camino y me he devuelto y has mostrado tantas veces tu orgullo.
Has sabido reconocer tanto mis aciertos, como señalarme mis faltas.
Madre, me has cumplido. Gracias.
Hoy quiero decirte: Gracias.
Soy Ahora un Hombre porque he tenido una Madre como Tú.
Así, con esta gratitud, estoy luchando por levantarme de nuevo, y
sabemos ambos que he de lograrlo, como siempre.
Cómo quisieras ya no preocuparte. Pero está en tu naturaleza seguirlo
haciendo, aunque yo triunfe. A veces triunfo.
Pero no me dejas confiarme en esos temporales momentos de dicha, me
incitas siempre a seguir luchando.
Eres mi gran ejemplo y mi gran inspiración.
Eres Madre Mía, ese cobijo que en la desdicha y en la tristeza, me
brindas Esperanza y Paz, como también en la Opulencia, muestras la Luz del
Equilibrio, y la Humildad.
No te dejo, aunque me ausente a veces, no dejo de estar con Gratitud
Divina, en el fondo del Amor de Madre-Hijo, como Hoy y Siempre un
redimido Hombre que se siente y se sabe Vivo, más que Nunca.
Gracias.
Te quiere y te Admira, tu hijo que Aprende y Crece.
El Hombre que hoy ves Mayor, pero siempre seré tu Niño.
Gracias.
Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
