Semblanza por Flordalia Barajas
Fotografía de la portada Héctor Tenorio Muñoz Cota
Morelia, Michoacán, 16 de junio del 2023
El maestro Carlos Ríos Náñez nació con la herencia de la música tradicional: es hijo de don Efrén Ríos Juárez, quien fuera violinista de sones y jarabes tradicionales de la región del valle de Apatzingán, y de doña Juana Náñez Torres, que lo trajera al mundo a dar música y alegría un 14 de noviembre de 1963, en el municipio de Buenavista Tomatlán, Michoacán. Entre las notas del violín que ejecutaba su padre, Carlos se sintió atraído desde niño por la música de los grupos de arpa, que aprendió a ejecutar al escucharlos, disfrutando de las formas y estilos que conservaría en su mente, y que recibió como herencia, para compartir y preservar.
Aún siendo niño, empezó a practicar en la guitarra, con el apoyo de músicos de su comunidad que veían habilidad en él y comenzaron a enseñarle; le invitaban a aprender a tocar la vihuela, para ejecutar la música de su tierra. A los 12 años, conoció las tierras veracruzanas, cuando migró para trabajar al sur de aquel estado, pero no abandonó su camino en la música, pues allá se integró como guitarrista en tríos y conoció géneros y estilos diferentes, lo que le dio habilidades que desarrolló en su música, cuando regresó a Buenavista, 18 años después.

Ya de vuelta en su tierra y con el amor e inquietud por ejecutar la música, participaría en un grupo de acordeón, tocando la vihuela; luego se integró a un Mariachi, y finalmente lo invitarían a formar parte del conjunto de arpa grande Los Michoacanos de Buenavista, lo que le abrió las puertas para integrarse más tarde a Los Caporales de Santa Ana, uno de los conjuntos más reconocidos de la región, a quienes admiraba desde niño. Cuando se integró al grupo de los Caporales de Santa Ana, estaba al frente del mismo el reconocido y talentoso músico Carlos Cervantes Mora, mejor conocido como el Maiceno, quien marcó una historia y estilo en la música tradicional en la región. En el año 2003, al fallecer este talentoso músico, ante el compromiso y entrega que siempre mostró, Carlos Ríos quedaría al frente del conjunto.
Con los Caporales, se convirtió en promotor de la música tradicional al estilo de su tierra, participando en diferentes festivales, donde pudo compartir con otros músicos del estado y de todo el país, haciendo entrañables amistades que lo estiman y reconocen por su gusto, su nobleza y el admirable ser humano que es. Junto con Los Caporales estuvo presente en foros como Temples de la Tierra, organizado por El Colegio de Michoacán, en Zamora (2002), así como en encuentros de músicos y bailadores de la Tierra Caliente. Tiene el orgullo de ser profeta en su tierra, pues en 2003 el gobierno municipal de Buenavista le hace entrega de un reconocimiento por su trayectoria artística y su trabajo en la difusión de la música regional. En 2005, recibe un reconocimiento por el rescate del folclor de la región con la música de arpa grande.



Carlos Ríos no sólo ha sido un musico talentoso, sino un preocupado gestor comunitario, así como promotor y formador de nuevos grupos, pues se ha acercado a los niños y jóvenes de su comunidad, para compartir sus saberes y dar larga vida a la música tradicional de arpa grande. Ha sido tallerista de música y de baile tradicionales, en diversas comunidades de la Tierra Caliente, así como en el Sistema Integral de Formación en la Música Tradicional, en Suchitlán, Colima, y en el Festival del Mariachi y la Charrería de Guadalajara (UAG, 2013).
En el año 2012, ayudado por su hermano Ubaldo Ríos Náñez, se anima a integrar un grupo de niños, Los Caporalitos, que tuvo gran éxito y presencia en diferentes encuentros y festivales estatales, tocando con la esencia de la música de arpa, motivado por la conservación del estilo tradicional; dice el maestro sentirse orgulloso cuando le dicen que sus grupos “sí se oyen como los de antes”. Agrega: “Con paciencia y poco a poco formamos Los Caporalitos, aunque ya son unos caporalones; pero me siento contento de que todavía se junten a tocar y que toquen, así como debe sonar el arpa grande”.


Con su amor por la música y su entusiasmo para conservar la música tradicional de la Tierra Caliente, ha pisado importantes escenarios de nuestro país, como el Palacio de Bellas Artes, el teatro Degollado de Guadalajara (en el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional), en el Festival Cervantino y en Xcaret, entre otros; ha sido invitado a participar en documentales e investigaciones donde habla sobre su vida de músico, pero también como formador de nuevos músicos y bailadores.

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