REFLEXIÓN DE UN VENDEDOR, EN UNO DE ESOS DÍAS

  • “Cuando no vendes, apestas” así me dijo alguna vez un compañero cuando se sintió
    presionado porque las ventas de publicidad no se le estaban dando. Llevaba dos
    meses estancado.
  • ¿Porque dices eso? – Le pregunté
  • Los jefes me sacan la vuelta, están molestos conmigo. Mis compañeros hablan a mis
    espaldas, el resto de la gente me ve con desprecio. Siento que me culpan de sus
    propios problemas. Entiendo que las ventas son el alma de las empresas. Si vendes
    todo está bien. Aunque entonces se dan las envidias y las críticas, pero eres bien
    visto. Si no vendes, sientes el rechazo, no sólo de los clientes, sino de la gente con
    la que trabajas y para la que trabajas y entonces se siente peor: cómo un apestado.
  • ¿qué estás haciendo para mejorar tu situación?
  • Estoy trabajando, pero esta presión no me ayuda, tal vez y con los clientes me siento
    igual, se está convirtiendo en un círculo vicioso. Esta amenaza de que, si después de
    tres meses no he vendido lo suficiente, podría perder mi trabajo, me está afectando.
    En casa también me tratan mal, mi esposa está perdiendo la paciencia, tal vez la
    confianza y la admiración. No quiero sentirme mal, pero me está pasando.
    Cualquiera que se haya dedicado alguna vez a las ventas, ha pasado por una situación
    similar. “El vendedor que no da resultados, no le sirve a la empresa”, y puede sentir “que
    apesta”.
    Vender no es fácil, por eso te pagan bien por hacerlo. Vender debe ser un placer, y si
    mezclas tus emociones negativas con tu trabajo, el resultado será negativo.
    Es fácil verlo desde afuera y ponerse a aconsejar; no lo voy a hacer. No daré ningún
    consejo, ni me pondré de moralista, ni de couch, ni de ejemplar. He estado ahí, en esa
    circunstancia, muchas veces. Y sigo, después de 25 años de experiencia, vendiendo, aunque
    a veces no se dan los resultados, hay otras ocasiones que se rebasan las metas.
    Todo es parte de un vaivén, de un péndulo, de un ritmo, de un proceso. Suelo revisar por lo
    menos una vez a la semana, en qué parte me encuentro, entender los tiempos y
    movimientos. Lo que más me ha ayudado es a no ceder ante la presión, a no dejarme sentir
    la desmotivación, ni la tristeza de no vender. Porque eso suele ser: si no vendes apestas y te
    sientes triste, incluso te hueles mal a ti mismo.
    Pero me gusta más mi perfume “De lucha constante”. “Del dulzor de ser creativo y
    dedicado a hacer lo que tiene que hacer, con gusto y con disciplina, buscando
    reinventarme, confiar en mí mismo y levantarme y no ceder al desfile de negativas o
    evasivas”.
    Ahí está la clave de todo: en regresar al punto de equilibrio, que, con tanta experiencia
    acumulada, sé exactamente dónde se encuentra, pero que necesito hacer consciente.
    No, no apesto cuando no vendo, lo hago cuando me la creo, porque cuando soy consciente
    de los altibajos y las estacionalidades, entonces lo veo como un juego de feria y si: lo
    disfruto. Disfruto vender y cuando no estoy dando el resultado esperado, es porque estoy
    sembrando, porque estoy planeando, porque estoy revisando a fondo lo que hay y lo que
    falta. Estoy enfocado y trabajando.
    ¿qué es lo que tienes que hacer para vender más? Dije que no daría ningún consejo;
    solamente haz eso, tú ya sabes qué, sólo hazlo…
    FEDERICO CÁNOVAS GÓMEZ URQUIZA

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