La condena

Por Leticia López Pérez

He viajado dejando dolor
por el mundo, desde que éramos amigas,
cuando yo creía que ahí estaban las almas
que me acompañarían toda la vida,

hasta el encuentro con los nuevos seres
que son mis acompañantes reales,
y en este mundo, los conozco poco
pero se quedan.

Soy un camino por el que han caminado muchos,
rodado tractores
trailers, ganado, pies,
cuyo pavimento ya está roto.

Pero el camino no puede dejar de ser camino,
aunque le duela el peso del que transita,
lo lleva a su hogar
o a un nuevo destino.

He sido crisálida.
Me he parido muchas veces,
y durante el dolor,
he pensado siempre en la nueva vida.

Y a veces me duele tanto
conservar la esperanza.
Como una condena de luz,
nunca puedo desfallecer

Y estoy cansada de nacer tantas veces,
de tener que seguir,
porque soy la luz que persiste en la tormenta,
como una condena de amor.

Me duele brillar
y no existe nada
que pueda apagarme
porque soy sendero, luz, y mariposa.


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