A TERESA, DESDE LA ADVERSIDAD


Por Francisco José Audije Pacheco

Arrecia la tormenta
Agitando la hídrica mole marina.
Mi ensueño nocturno
Naufraga a las olas bravas,
Y a los vientos fornidos,
Maltratadores que empujan
Mi vida al abismo de la nada.

En medio de la vorágine
De aquel temporal onírico,
Una luz estalla en mi corazón
Acelerado y contrito.
Es una luz blanca e intensa,
Acercándose a mi cara,
Alumbrando un camino
Que me salvará de las aguas
Martiriales, do mi pena amarga,
Sin que valga tregua alguna.

Siento la luz en mis labios
Salados y secos,
Y mi vida se torna dulce.
La luz penetra en mi ser,
Me llena de un gozo inusitado,
Y se calma mi corazón,
Que ya caía derrengado…

Cuando despierto calmado
Del espanto y del horror,
Una mujer inclinada sobre mí
Me mira piadosamente,
Y retira el sudor de mi frente…

Tienes la sonrisa de un ángel,
Y la belleza del cielo.
¿Quién eres, criatura,
Que de Dios provienes?.

Soy tu destino, el amor
Por el que clamabas
En desesperado grito.
Vengo a hacerte feliz,
Soy Teresa,
La salvación anhelada,
Un beso, caricias,
El gozo más profundo
De mis entrañas,
Donde nos encontraremos,
Para nacer juntos
En esperanzada vida nueva,
De unión sempiterna y plena.


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