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Desde su apartado rincón en el suroeste de España, había y hay más ciudadanos de los que parece, creyendo que Extremadura es una tierra «árida», de gente «paleta» y uraña, con una enorme escasez de aportaciones al mundo civilizado.
Pues velequí que, desde el esfuerzo lleno de fe en una región muy distinta de la anterior imagen, recogida de la triste e injusta realidad, un pequeño grupo de lingüistas, escritores, y amantes de su tierra extremeña, luchan con denuedo, sin acceso al desaliento, por aclarar un error de ignorancia, por parte de tanta gente, y, en asombrosa proporción, gente que son extremeños, pero, sin duda, con una imagen distorsionada de su propia tierra.
Extremadura, en sus dos provincias, la pacense y la cacereña, posee una característica muy ibérica, como es poseer un carácter propio y peculiar, que la hace diferente del resto de regiones ibéricas y españolas. No por ello vamos a ser menos españoles, sino todo lo contrario, ya que las aportaciones más interesantes que puede hacer Extremadura, al conjunto de la nación española, donde se integra, vendrán siempre de la mano de su peculiaridad, siendo este factor el que nos hace competitivos y atractivos, también para el resto de Europa.
Negar que los extremeños poseemos una extraordinaria diversidad lingüística, en peligro de extinción, por otro lado, es como volver a taparle la boca al científico y astrónomo, Galileo Galilei, el cual, como sabemos, comprobó durante la Edad Media, que la tierra era redonda, y que giraba alrededor del sol.
De todo esto, deducimos, repetimos, una soberbia ignorancia, fruto, en gran medida, de complejos de inferioridad, y de la influencia del desprecio y del maltrato, que el tradicional comandante castellano, le ha dedicado a Extremadura.
Los extremeños nunca hemos hablado mal el castellano, al que amamos con veneración, sino que hablábamos y hablamos, en un correctísimo idioma propio, al que, por otro lado, tenemos todo el derecho para darle uso libremente, y para incentivarlo y difundirlo, porque forma parte de nuestra cultura, y estamos orgullosos de ello, como extremeños y españoles.
Es muy importante que, las autoridades extremeñas, no solo estén convencidas de que nuestro tesoro lingüista, no debe perderse y que debe promocionarse, sino que resulta igualmente vital, que trabajen dando pasos reales y efectivos, de cara al conocimiento de las lenguas de nuestra tierra, dentro de su propio pueblo, y ojalá que un día el extremeño se hable sin complejos y con orgullo, en toda Extremadura, porque no se trata de nacionalismo, ni de un ánimo independentista, como ocurre en otros lados, se trata de hacer justicia con nosotros mismos, y con lo que significa Extremadura, desde su propio sustrato humano y cultural.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,25 de septiembre del 2023
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