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Dos conceptos muy democráticos, y que me parece que hacen justicia con la realidad del ser humano, son los de igualdad y diversidad. No somos productos industriales fabricados en serie, somos personas, y, como tales, cada uno de nosotros somos distintos en personalidad, en circunstancias vitales, en gustos y preferencias, en opciones sexuales…
Por todo ello, me parece un error salvaje, es decir, no cualquier tipo de error, sino un error cualificado, pretender que todos pensemos y hagamos las mismas cosas, que es lo que se proponen los regímenes dictatoriales y tiránicos. Como seres humanos somos diversos, y la diversidad conviene respetarla, dando a todos las mismas oportunidades y derechos, pues, de lo contrario, no sería posible una convivencia sana y en paz. La mayoría de conflictos y guerras que contaminan a la humanidad, tienen su origen en una falta de respeto por la dignidad humana.
Si a mí me piden que vote a favor o en contra del matrimonio gay, votaría a favor. Guardo un riguroso respeto por las personas que tienen opciones sexuales distintas a las mías, aunque no las comparta. Me pasa lo mismo con todas las demás opciones que la gente, libremente, decide tomar para su vida. No tengo nada en contra del ateo, ni del musulmán, ni del judío, ni del budista. Si alguna vez me piden que les ayude, y está en mi mano, no tendría ningún inconveniente en hacerlo, sería un placer poder contribuir a su bienestar. En lo deportivo soy del Real Madrid, pero no guardo ni odio ni envidia por ningún otro equipo, ni por el Barça, ni por el Atleti. Sin la competitividad que se produce entre todos los equipos, no habría espectáculo, y el deporte sería un aburrimiento.
Y así con todas las facetas de mi vida, que se puedan contraponer a otras facetas posibles. Vivir y dejar vivir, respetar y ser respetado, esa es mi filosofía. Por eso, quiero reivindicar mis preferencias en la vida, de las que estoy muy orgulloso, como cada cual debe estar orgulloso de lo suyo, y nadie tiene por qué ir a amargarle la fiesta a nadie:
Yo soy cristiano-católico, y trabajo en la Iglesia para su purificación, porque creo que tiene mucho que mejorar y que santificarse, al igual que yo mismo. Soy heterosexual al 100%, vamos, que me gustan las mujeres más que a un tonto un lápiz, pero no me van las relaciones promiscuas, soy hombre de una sola mujer, y tengo un amor con el que me encantaría formar un hogar y serle fiel por el resto de mis días. No me gusta nada la corrupción y la sinvergoncería política que hay instalada en España. De hecho, me siento directamente afectado por esta situación injusta, que le hace un daño tremendo a España. Enlazado con esto, tengo que decir que he sido un gran patriota español, tanto en los buenos momentos como en los malos, pero he perdido todo mi afecto por España, porque se están violando mis derechos y no se me deja vivir de acuerdo a mi ciudadanía.
Por eso, comprendo perfectamente a los independentistas catalanes, vascos y gallegos, y a todos los españoles desencantados con su país. Aparte de circunstancias históricas, ellos no son los culpables de ese sentimiento, los culpables son los que les han robado la ilusión de pertenecer a esta tierra, lo digo por experiencia.
Diversidad e igualdad, desde luego que sí, pero para todos. La diversidad y la igualdad no consiste en que todos tengamos que ser gays, o en que todos tengamos que ser heterosexuales. La diversidad y la igualdad significa que cada uno pueda ser como le parezca mejor, de manera que podamos convivir todos en la misma sociedad. Para ello, es fundamental el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad de las personas. Somos diferentes, y por eso mismo no debemos ir imponiendo nada a nadie, ni aguándole la fiesta de su vida a nadie. Todos tenemos derecho a la felicidad y a sentirnos realizados, pero teniendo en cuenta que mi libertad acaba donde empieza la del otro.
FRAN AUDIJE
Madrid,España,19 de diciembre del 2023
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
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