JULIO IGLESIAS Y JOAN MANUEL SERRAT

Durante dos décadas aproximadamente (1970-1990), y coincidiendo con la llegada de la democracia a España, lo cual no es una coincidencia casual, se puso de moda en nuestro país, la llamada «Canción de Cantautor».

Eran cantantes individuales, que componían ellos mismos sus canciones. Verdaderos poetas y trovadores del siglo XX, que anunciaban los nuevos aires de libertad que llegaban, y las expectativas de justicia y respeto de los derechos humanos, que intelectuales y artistas, sobretodo, anhelaban, después del calvario que supuso para la libertad de expresión, la dictadura de Franco.

Entre la variada oferta de cantautores de aquella época, que yo recuerdo con gran nostalgia, porque me salieron los dientes al ritmo de sus versos, podríamos sobresacar dos, entre la mucha calidad de todos ellos, por su especial popularidad: Julio Iglesias y Joan Manuel Serrat.

Los estilos de uno y otro son muy distintos, aunque podrían compartir temática en ocasiones. Serrat es más filosófico, más irónico y crítico. Entra más en temas sociales y problemáticas políticas, aunque tampoco entra a saco, como sí hacían otros cantautores. Julio es el eterno enamorado adulto de clase media-alta. Nunca se complica la vida con razonamientos profundos, solo expone sus sentimientos íntimos hacia las mujeres que ama.

Y ya, hablando de mi testimonio personal, he de contaros que, estando en una ocasión en Inglaterra, rodeado de chavales adolescentes ingleses de mi edad, me comentan ellos que, España, a parte de las naranjas y de Julio Iglesias, ¿qué puede ofrecer al mundo?. Esta anécdota habla de la fama de nuestro país en Europa, al menos durante aquella época. Julio Iglesias, con sus canciones románticas, de amoríos y desamores, se había convertido en el principal embajador de España, y en la cara más amable de una nación, que empezaba a salir del subdesarrollo político-social.

No es que Serrat fuera peor cantante que Julio, y os confieso con sinceridad que siento adoración por Serrat; sencillamente, Julio conectaba con los gustos internacionales de Europa, y de Estados Unidos, en donde residía y era un gran ídolo. Serrat era más hispano, más autóctono, estaba más centrado en los temas españoles, lo cual no deja de quitarle su genialidad.

Estudiando en el Colegio sobre las corrientes artísticas y literarias, el profesor nos dijo que, los grandes genios, no es que no supieran hacer o decir las cosas de otra manera, que pericia y valía para el arte les sobraba, pero habían decidido hacer sus obras de tal manera, por una mera cuestión de mentalidad o de gusto. Y esta creo que es la diferencia entre una canción y otra, de las hoy aquí expuestas: nunca su perfección artística, sino la mentalidad y el gusto que reflejan.

FRAN AUDIJE
Madrid,España,4 de enero del 2024
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.


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