Editorial

Ciudad de México29 de enero del 2024

La violenta realidad que permea en México se impuso al discurso oficial haciendo que éste se modifique.

El Presidente de la Republica reconoció públicamente que no le alcanzará el tiempo para resolver el problema de la violencia que asola al país desde el 2006

En la mañanera del 29 de enero, al mandatario se le cuestionó que durante su administración se han presentado 166 mil homicidios dolosos, él rechazó que esto se traduzca en un retroceso y al contrario sentencio que ha habido un 20 por ciento a la baja en la incidencia en ese delito.

Desde su perspectiva, no estamos frente a una “tragedia”, ya que la “verdadera tragedia” es el consumo; sucede en Estados Unidos con la demanda del fentanilo, que causa más 100 mil muertes al año.

El final de su mandato se revela con claridad su estrategia de proyectar sus responsabilidades sobre los demás y esperan que sean los otros quienes carguen con sus obligaciones y respondan por sus limitaciones

¿No habría sido más fácil reconocer que se falló? Al parecer no, insiste en presentar como principal solución al problema la atención de las causas más que implementar medidas coercitivas, por lo que su gobierno ha pretendido garantizar el derecho al trabajo bien remunerado entre la población; sin tomar en cuenta que en muchos casos las personas al momento de incorporarse al crimen organizado lo hace sin goce de sueldo y tienen que generar sus propias ganancias, por lo que no existe un límite, mientras se cumpla con la cuota con el patrón y mandos superiores. Situación ésta que genera inflación, ya que se aumenta el costo por el cobro de pisos, entre otras fechorías y esto se refleja en el costo de las mercancías; Tierra Caliente es testigo de eso y más.