CONCLUSIONES, DE «PESADILLA»

(Registrado)
Por Francisco José Audije Pacheco

El tiempo sigue pasando,
Pero los hombres no cambian.
Se suceden unos a otros,
Cambian los cuerpos, pero el espíritu
Es el mismo, a pesar del tiempo,
Que transcurre dando lecciones
Y demostrando nuestros errores.

Nos hemos equivocado de nuevo,
Como rebaño, como nación.
Existen algunas excepciones
Que nos confirman la regla
De la testarudez humana
A pesar de la evidencia:
San Agustín, San Ignacio,
Ellacuría, Díez-Alegría…
Hombres equivocados, como todos,
Que un día despertaron y rectificaron,
Y quisieron despertar al mundo
De la profunda inconsciencia
Donde se queda dormido.

Lo más curioso de la Historia,
Es que, si el mundo advierte
Que pretenden despertarle del letargo,
Enseguida se inyecta Valium
Para narcotizarse y no despertar,
Revolcado entre la basura persistente del error.

Pobrecillo el hombre, el ser más inteligente,
Al que dotaron con el gran don de la razón,
Y, sin embargo, no sabe emplear sus virtudes
Para ser libre y poder alcanzar la dicha.

Estamos dilapidando nuestro tesoro:
Destruimos nuestra propia casa
Y esclavizamos a nuestros hermanos.
Nos emborrachamos, nos vamos de putas,
Por el camino asesinamos y violamos,
Simplemente porque nos da la gana,
A inocentes que van a lo suyo
Y tuvieron la mala suerte de cruzarse
En nuestro camino licencioso.

El hombre, el ser más inteligente,
Pero, al tiempo, el más tonto.
Nunca tonto de cualquier manera,
Sino de la forma más cualificada:
Es consciente de que se equivoca,
Reconoce públicamente sus errores,
Hasta llenar bibliotecas enteras,
Pero ha decidido seguir en sus trece,
Aunque las ratas y los virus le devoren
Y termine sucumbiendo a sí mismo,
En su propia estupidez sempiterna.


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