El amor se construye día a día, y hay que cuidarlo y someterlo a mantenimiento.

El amor es un asunto muy serio, porque es el alimento del alma de las personas, y, por tanto, uno de los factores más determinantes para la felicidad.

Con el amor no se juega, pues si jugamos con el amor, estamos poniendo en peligro la vida de las personas sensibles y buenas, que confían en nosotros.

El amor es cariño y buena fe, no solo sexo. Es ver al otro como algo muy valioso, más allá de su físico. Es importarme los problemas y las necesidades del otro, y vivir para involucrarme en ellas, para luchar codo con codo por salir adelante los dos juntos.

Cuando quieres conseguir algo de otra persona, no la maltratas, sino que intentas darle amor, porque el amor mueve montañas, y mueve al perdón y a la reconciliación.

Quien ama, vive para el otro, y, en cierto modo, se olvida de sí mismo. El amor es un proyecto, que antepone a los demás, antes que a mí mismo.

El amor es dar y recibir, pero el que ama, es capaz de contentarse con la satisfacción de haber hecho feliz al otro, solo a través de lo que le donó.

El amor no exige a la fuerza, el amor no te pone un puñal en el pecho. El amor respeta la libertad del otro, y prefiere salir perjudicado antes de perjudicar.

El amor es humilde y noble, y de donde no es bien recibido, sale sigilosamente, sin ruidos ni aspavientos, y dejando un rastro de buenos deseos.

El amor no se venga, el amor no hace daño, el amor no saca provecho de la indigencia ajena.

El amor está al servicio de los demás, y se entrega a los demás con buena fe. No te escatima lo que tiene, sino que se entrega para dar lo mejor de sí.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,27 de abril del 2024