EL FIN DE UN CICLO

Por Leticia López Pérez
Para nuestro reportero infantil

Ciudad de México 29 de mayo del 2024

Lactancia prolongada, pañales de tela, parto respetado. El amor desde antes de conocerte y din dudar, hacerte, recibirte, cantar para ti y descubrir tu primera palabra que me hizo tuya para siempre “mamá”. Leer contigo, seguirte en tu desarrollo, el bañito para dejar el pañal, y “soy un regalo de Dios, te escogí”.

Sacapuntas, lápiz, goma, tijeras de calidad, hojas blancas, cuaderno cuadros grandes, dos rayados, uno de hojas lisas, plastilina, marcadores acuacolor y plumones, crayolas y lápices de color, maped. Hay que comprarles Maped porque resisten más la presión de la manita en la hoja.

Firmar el permiso para ir de excursión, ir con la escuela, cuidar del grupo, llevar el lunch, levantarse a las seis de la mañana para poder cocinar un almuerzo apropiado, ver el amanecer mientras el desayuno está listo, bañarse, peinarse, vestirse. Caminar hasta la parada del autobús, esperar a que pase, bajar, caminar un sinuoso sendero de llegada.

Materiales para la clase online, cartulinas, pegamento blanco o en barra, lentejuelas, telas de distintos recortes, pinceles, trapo para limpiar el pincel, acuarelas, un cuaderno grande de dibujo, ir a la papelería el mismo día o con poca anticipación, pensar en cómo resolver que tenga el material que no se consiguió a tiempo, y que la viejita de la pape no tiene.

Repasar las tablas de multiplicar, usarlas para dividir, usarlas en el supermercado, cuando la regla de tres nos dirá cuánto vamos a pagar por unas papas, subrayar el sujeto con rojo y el predicado con azul, los zapatos desatados, el olor a rodilla polvosa y mamá no puedo dormir.

Las caídas, los raspones, el me duelemeduelemeduele, la mudanza de los dientes, las papitas, las palomitas y el cine al infinito y más allá. El coche de control remoto y correr detrás suyo en la plaza para que no se lo ganen.

El pic nic bajo el pirul de las áreas verdes, las obras de teatro y cantar con Luis Pescetti a grito pelón porque nos gusta mucho y nos pone muy contentos. Decir que son amigos, al igual que Aldo Bartra y su autógrafo en el panconjamón.

La Feria del Libro, y las entrevistas, los aplausos y reconocimientos, y una película que no termina de filmarse, ya en el borde, el límite donde la infancia no regresará jamás.

El virus boca-mano-pie, el hospital, el asma, las reacciones alérgicas, las pruebas de laboratorio, el tratamiento, las vacunas y el COVID, la fiebre toda la noche, sin dormir, esperando que en algún momento ceda, y la relajación completa cuando compruebo que no volverá a tener fiebre en las próximas horas.

Doblar la ropa, ver cómo cada vez es más grande, y la pequeña hay que donarla, porque no hay modo de hacerlo entrar en ella, comprar una cama grande, porque nunca más va a entrar en la pequeña, hablarle por la noche mientras se despierta, o se sienta a hablar dormido, y decirle en un tono despreocupado “acuéstate”, y ver que todavía se vuelve a recostar sin más, para seguir durmiendo.

Los amigos grandes, los amigos de otros territorios, los amigos allendelmar, los amigos de otros acentos, los amigos adultos, el tío/papá, que siempre está ahí para impulsar lo que haga falta, las horas con el abuelo, el huevito de la abuelita.

Las ocurrencias, las adivinanzas, las caras graciosas, las voces de chiqueo, el chiqueo viendo una película o una serie, las lecturas compartidas, y las enormes ideas para el futuro próximo en el cual siempre confía y que siempre está por llegar.

Las lágrimas, el dolor, el salir de ese abismo juntos y tomados de la mano, sabiendo que nunca nadie nos volverá a lastimar así.

El lunes llegó el aviso de sus últimos exámenes de primaria, y de golpe, todo esto cambia y llega a su final, de pronto, tenemos ante nosotros la gran puerta de la adolescencia con sus experiencias por revelar, con sus nuevos triunfos, sus amigos, una novia… no sabemos.

Volteo hacia atrás, como si estuviera ante las puertas del cielo, y miro la infancia transcurrida, y mi esfuerzo grande por no permitir que el dolor, miedo y angustia se comieran esos gloriosos días, así que sólo caminé mi maternidad sobre mis pies adoloridos, y la caminé como si no dolieran, para que este pequeño supiera que mamá puede todo, ante todo, y viviera el amor incondicional de mi parte, viviera el derecho a reír y a la ternura como actos revolucionarios. Viviera la crianza respetuosa a pesar de todo, como acto de resistencia política, porque este hijo es un niño para la Nueva Era, bien armado con amor y respeto, para darlo, y para no aceptar nada menos que eso.

Sé que lo siguiente es más pesado. Pero en este momento, necesito un instante de reposo. Nos ha tocado este mundo actual con inteligencia artificial, con robots, con internet, con homeschooling, con un país en transformación, y merecemos mirarnos, mirar todo lo caminado, descansar y tener confianza en el porvenir.

Te amo hijo, y siempre he confiado en que puedes con esto y más.


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