MARISCAL ERWIN ROMMEL, EL ZORRO DEL DESIERTO.

Sin duda, una de las pocas figuras que se salvaron de la condena a los alemanes durante el periodo nazi y la Segunda Guerra Mundial, fue el Mariscal de Campo Erwin Rommel, militar que humilló ampliamente a las fuerzas Aliadas en la campaña africana, pero que consiguió, no obstante, el respeto y la veneración de sus contrincantes militares, en cuyas prestigiosas Academias estudian todavía las magistrales tácticas urdidas por Rommel, al mando del África Korps, y que le han merecido el apodo de «Zorro del desierto».

Para ser justos, debemos mencionar a otro genio alemán de la Segunda Guerra Mundial, como fuera el General Heinz Guderian, principal cerebro del desarrollo de las tácticas que luego aplicaría Rommel en África, con gran sentido común, y que recibieron el nombre de Blitzkrig o Guerra Relámpago. El General Guderian es otro de los pocos militares «nazis», que se salvó de la quema, también con gran respeto hacia su persona.

Rommel fue enviado al inmenso desierto Libio, al mando de una discreta fuerza de Infantería y Caballería blindada, con la intención de reforzar al Ejército italiano, que estaba siendo vencido por los británicos. En principio, las instrucciones del Alto Mando alemán, eran que Rommel se defendiera y mantuviera las posiciones, sin embargo, la vocación del África Korps era claramente ofensiva, y poco tardó Rommel en ponerse al ataque, cosechando un éxito tras otro, principalmente en la batalla de Tobruk, donde quedó demostrado que, dentro de ciertos márgenes, es más importante la maña que la fuerza.

El Mariscal Rommel, merced a la superioridad que le otorgaba su flamante táctica de guerra, consiguió derrotar a los Aliados en el desierto africano, a pesar de su inferioridad en fuerza militar. Rommel nunca fue derrotado en África, ya que cedió el mando debido a una enfermedad que aconsejó su repatriación. En cuanto al África Korps, solo cayó derrotado, cuando los Aliados consiguieron cortarle el suministro de armas y combustible, gracias a su superioridad naval.

Erwin Rommel, terminó sus días escarmentado de haber confiado en Hitler, quien, tras el atentado fallido contra su vida, investigó lo ocurrido y consiguió pruebas que incriminaban a Rommel en dicha Operación. Muy ladinamente, Hitler envió a dos Generales de su confianza a casa de Rommel, para conminarle a su suicidio, bajo amenazas contra la vida de su familia. Rommel se despidió de sus seres queridos, acompañó a los enviados de Hitler, y, una vez lejos de la vista de nadie, ingirió un veneno. Mientras agonizaba, los enviados de Hitler le trasladaron a un Hospital, donde el personal sanitario fue amenazado para que le dejaran morir, y emitieran un Parte falso de deceso: «Muerte por Congestión cerebral». A las pocas horas, la familia de Rommel recibiría las sentidas condolencias oficiales de Adolf Hitler y Heinrich Himmler.

FRAN AUDIJE

Madrid,España,28 de junio 2024

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa

Deja un comentario