ORACIÓN (Registrado)


Por Francisco José Audije Pacheco

Dios de lo inefable,
Del infinito incontestable,
Inconcebible enormidad,
Mundo, universo, cosmos…

Sin embargo, estás aquí,
En mi pequeño corazón,
Lejos de la tormenta oceánica,
Del caos huracanado
Que, a su paso, engulle todo…

En mi pequeño corazón,
Donde se palpa el sufrimiento,
Padecer de un grano más
En el polvoriento desierto,
Ilimitado e inmenso.

Levanto mis ojos al firmamento,
Calculando mi tamaño real,
Entre las galaxias de estrellas,
Y mi poder terrenal
Se extingue, y dejo de existir,
Marginado ante semejante
Maremágnum indescifrable.

¿Por qué el hombre, Dios,
Será tan mezquino de creer,
Que puede representar algo
En tu creación inconmensurable?

¿Por qué el hombre, Dios,
Es tan osado de creerse dios,
En su mundo insignificante,
Ridículo, frente al calibre
Verdadero de lo grande,
Que es indefinido e inalcanzable?

Mi gratitud, Dios inabarcable,
Por estar en mi pequeño corazón,
Que solo sufre sin consuelo,
En un lugar de tu creación,
Casi inexistente, olvidado,
Pero presente en tu pensamiento,
Que esta noche me acompaña.


Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario