Cuando pienso en este gran ser humano, como fue siempre Gloria Fuertes, no puedo evitar esconderme, para que no me vean contraer el rostro, y derramar unas lágrimas contenidas de emoción…
Cuando yo era niño, leía algunos de sus poemas, sin saber qué era un poema, y desconociendo la mano que repartía tanta magia sobre el papel. Sus frases o sus versos, parecíanme enigmáticos y divertidos. De la mano de la poeta Gloria, no es que aprendiera a leer, realmente, pero sí descubrí otro mundo parapetado detrás de este que llaman real, y que no me gustaba. Prefería abrir la tapadera de aquel otro mundo, en el que me encontraba con una maga que me hacía soñar, preguntándome muchas cosas, insospechadas en cualquier momento previo.
Un niño no suele adivinar el fardo tan pesado, que se ven obligados a cargar algunas personas. Por eso, cuando yo conocí a la poeta Gloria, nunca sospeché nada de su pesada e invisible carga. Se la veía alegre y sonriente, porque delante de los niños se debe mantener el tipo, por consideración a los corazones pequeños y tiernos de estos. Por tanto, nunca vi a Gloria Fuertes llorar, aunque lloraba por dentro, como unos cuantos años después me revelaron sus «Poemas Incompletos», en cuya lectura lloré yo con ella también.
Es verdad que Gloria Fuertes defendía a las mujeres, y es verdad que condenó las guerras, porque ella conoció una bien cruenta, y entre hermanos. Y es verdad que se puso a favor del medio ambiente, como cierto es que creía en Dios, tanto como cierto es que conoció el fracado y el desprecio amoroso, y que tuvo una novia inglesa muy querida y amada.
No debemos dejar sin memoria que, Gloria, la poeta singular de la Generación del 50, fue ignorada y ninguneada, por los mandamases de su época, digamos, joven. Pero que ella nunca despreció ni marginó a nadie, porque lo dicen sus poemas salidos de un gran corazón, uno de los más enormes con los que yo me haya topado nunca.
FRAN AUDIJE
Madrid,España, 11 de agosto 2024.
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