Fue un militar que atrajo a sabios para generar una admirable ingeniería bélica para defender las plazas fuertes del enemigo.

Llegó un momento en que su genio hizo que sus cercanos no pudieran enseñarle más. Así que partió a Alejandría donde conoció a los mejores en varios ramos de las ciencias.

No escuchó a Platón y desarrolló unos artilugios para que los siracusanos comprobaran ideas que ellos ni siquiera concebían.

Con armas ingeniadas por él, los romanos perdieron en batalla perdiendo cantidades grandes de barcos y batallas.

En el 212 a. C. cayó finalmente Siracusa en manos de los romanos y fue asesinado por un legionario pese a que se había ordenado que le perdonaran la vida.

Arquímedes

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Fotografía de Domenico M en Pexels.