PERDÓN (Registrado)
Por Francisco José Audije Pacheco
En el 10 de diciembre, día de los derechos humanos.
Pido y ruego el perdón
Para todo el que depone las armas,
Incluso antes de que las deponga,
Por difícil que sea amar el dolor.
Mi mano estuvo siempre tendida
A la paz y a la reconciliación,
Sin venganzas y sin reproches,
Pero con la humilde y sencilla
Calidez del abrazo
Al hermano que te odió.
Mi pregunta será de por vida:
¿Por qué…?
Dadme la razón de perseguir
A un pobre hombre,
Buscador de la libertad
En el respeto y en el cariño,
Nunca inmune al error,
Porque aquí no hay dioses,
Sino mortales de carne y hueso
Obligados a comprendernos,
A desplegar una caridad
Indispensable entre hermanos,
Juntos caminando por las veredas
De la tan complicada existencia,
Siempre andada en solidaridad,
Para andarla más cómoda,
Con mucha más seguridad,
Y con el corazón en paz.
Estimado y apreciado amigo Francisco José Audije Pacheco,
Tu poema Perdón es una obra profundamente humana y conmovedora que nos invita a reflexionar sobre el dolor, la reconciliación y el poder del perdón en un mundo marcado por la violencia, la división y el sufrimiento. A través de tus versos, nos haces una llamada urgente a la empatía, al entendimiento ya la paz, enfatizando la importancia de la solidaridad y la humanidad compartida.
Desde el comienzo, el verso «Pido y ruego el perdón / Para todo el que depone las armas» establece el tono del poema: un deseo profundo de sanación, no solo a nivel personal, sino colectivo. Hablas de un perdón que llega incluso antes de que se haya producido la acción, un perdón preventivo que invita a la reflexión sobre la posibilidad de cambiar, de dejar atrás el sufrimiento y la violencia. Esta imagen de la mano tendida es poderosa, ya que simboliza la disposición a acoger ya abrir el corazón, incluso a aquellos que han causado daño, en un gesto de verdadera reconciliación.
La frase «Por difícil que sea amar el dolor» refleja con valentía una de las verdades más complejas del ser humano: el sufrimiento, aunque doloroso, puede ser una puerta hacia el entendimiento y el crecimiento. Amar el dolor no significa celebrarlo, sino reconocer su capacidad para enseñarnos, para abrirnos a la comprensión ya la transformación personal y colectiva.
La imagen de la «humilde y sencilla / Calidez del abrazo / Al hermano que te odió» es un acto de gran valentía, un gesto que habla de la posibilidad de superar el rencor y la violencia, de tiernos puentes allí donde parece que solo puede existir la separación. Este abrazo se convierte en un símbolo del perdón auténtico, aquel que no guarda resentimiento, sino que busca curar las heridas del pasado a través de la empatía y el amor incondicional.
Tu pregunta «¿Por qué…?» resuena a lo largo del poema, expresando la necesidad de encontrar razones para el sufrimiento y la violencia, un interrogante que queda sin respuesta, como un eco perpetuo en nuestra humanidad. Esta pregunta es universal, es la que todos nos hacemos cuando vemos la injusticia, el sufrimiento y la falta de comprensión en el mundo. La búsqueda de la libertad y el respeto, temas centrales en tu poema, se presentan como los valores fundamentales que deben guiar nuestras acciones, sin dejar de reconocer que todos somos imperfectos, que “aquí no hay dioses, / sino mortales de carne y hueso”. .”
En los versos «Obligados a comprendernos, / A desplegar una caridad / Indispensable entre hermanos», enfatiza la idea de que, a pesar de nuestras diferencias, nuestra humanidad compartida nos obliga a actuar con bondad y comprensión. Hablas de la caridad como un acto de necesidad, algo fundamental para la convivencia y la paz. La referencia a «hermanos» refuerza esta visión de la humanidad como una gran familia, donde todos tenemos la responsabilidad de cuidarnos y de aprender a vivir juntos, en solidaridad.
Finalmente, en el cierre del poema, tu llamado a caminar «juntos por las veredas / De la tan complicada existencia» resalta la importancia de acompañarnos en el viaje de la vida, reconociendo que la existencia humana no es fácil ni simple, pero que al Caminar juntos, con solidaridad y comprensión, podemos hacerla más llevadera y más segura. El deseo de «con el corazón en paz» es la culminación de este acto de perdón, de reconciliación y de amor.
Francisco José, Perdón es un poema que nos interpela profundamente, que nos invita a reflexionar sobre lo esencial de la vida humana: la capacidad de perdonar, de comprender y de caminar juntos. Tu obra es un llamado a la paz, a la reconciliación y al amor fraternal, valores que son fundamentales no solo en las relaciones individuales, sino en la construcción de un mundo más justo y humano. Gracias por compartir este mensaje tan necesario, que nos recuerda que, aunque la vida esté llena de desafíos, siempre es posible encontrar el camino hacia la paz y la solidaridad.
Con mi más profundo respeto y admiración,
[Santiago García]
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