Por Francisco José Audije Pacheco

Debemos dar las gracias siempre,
A todos, por todo… no logramos nada solos.

Decir gracias con el corazón
Es valorar al otro, fuera quien fuere.
Hasta la más pequeña hormiga
Aporta al mundo algo grande,
Porque el mundo dejaría de serlo,
Sin la contribución de cada uno.

Si tú dejaras de existir,
Yo no sería el mismo.
Mi corazón se compone
También, del simple: “Buenos días”.

Valora hasta lo más insignificante,
Porque todo es motivo de orgullo,
Si lo miras adecuadamente.

Sin la sonrisa de cada uno,
El mundo dejaría de ser bello.
Sin la mano tendida de todos,
A todos los que la necesiten,
El mundo dejaría de ser humano.

Sería un infierno el mundo sin ti,
Gracias por existir,
Gracias por ser como eres,
Y gracias por ser diferente,
Porque aportas algo en carestía,
Y el mundo crece con la diferencia,
Con la aportación de lo que no existía.

Nadie sobra, todos hacen falta.
Todos, excepto los que se oponen
A sumar, y solo restan, pues destruyen.
Quien se oponga a un mundo de todos,
Debería vivir bajo la bota excluyente
De sus propias ambiciones.