Imagen de portada: El caminante sobre el mar de nubes. Año: 1818. Autor: Caspar David Friedrich. Técnica: Óleo sobre tela. Tamaño 74,8 cm × 94,8 cm. Estilo: Romanticismo. Localización: Museo Kunsthalle de Hamburgo; Hamburgo, Alemania
Surge durante el siglo XIX, uno de los movimientos artísticos de mayor influencia en la posteridad. Como arte, en sus distintas facultades expresivas, literaria, pictórica, escultural, musical, arquitectónica… es un movimiento que surge cual reacción ante las circunstancias, sociales, políticas, económicas, a las que es sometido el ser humano. Pero no solo es una reacción, sino también una consecuencia histórica de los movimientos culturales que precedieron al Romanticismo, el cual, a su vez, da lugar a otra secuela, el Modernismo, especie de transición a los sucesivos movimientos contemporáneos.
El contexto histórico del Romanticismo, va a resultar tan crucial, como el propio arte que se fragua dentro del mismo. Nos referimos a toda la época política resultante de la Revolución Francesa, la cual pretende demoler antiguas estructuras sociales seculares, las del sistema feudal o de castas, vigente desde la Edad Media en Europa.
Todo el siglo XIX, constituirá un centenario de inestabilidad político-social, fruto de la pugna entre el liberalismo revolucionario, representando a las ideas francesas de 1789, y el ya viejo y decadente feudalismo, muy resistente a ser relegado, tanto en el plano estrictamente político, como, sobre todo, en el de la mentalidad social, la cual va a necesitar de un proceso mucho más lento de instauración, hasta el punto de que, todavía, el mundo continúa procesando los cambios impulsados desde la política liberal, ya fuera conservadora o progresista.
En una época donde todo eran arenas movedizas, las guerras continuas, y los jóvenes unos incomprendidos, se va a desencadenar una cultura artística que hace lóa a la muerte, a los misterios esotéricos, científicos, y religiosos, así como redunda en un tratamiento sumamente bello del amor, o de las relaciones entre los amantes.
En el Romanticismo resurgen los ideales, y la apuesta por los mismos hasta entregar la propia vida. El amor deja de contemplarse como una formalidad estable, para expresar el idealismo que se impone. Los amados están separados por una distancia, que llena los materiales, los versos, y las notas musicales, de nostalgia y pasión. El perfil va a ser joven, luchador, transgresor…
En general, el arte Romántico lo inunda todo de melancolía, y trae el recuerdo de épocas más felices, a las que se rinde una llorosa añoranza, como el clasicismo greco-romano, inspiración para los arquitectos, pintores, y escultores, mayormente. La literatura y la música del Romanticismo, se centran en la belleza de la naturaleza, y de la amada, cuyo amor tiende a idealizarse, a convertirse en un imposible, por el que, no obstante, se lucha, hasta la clandestinidad.
Los románticos nunca dan por perdida a la amada, o al amado, sino que van a dar uso del arte, para resucitar lo perdido o lo imposible, por muy exageradas que sean las dedicatorias, o la admiración, tantas veces platónica, de sus sentimientos, plasmados ardientemente sobre las obras, de una contundencia inconfundible, en una época a la que debemos la libertad y la democracia, merced a tantos que entregaron sus vidas, también espoleados por ese arte, el cual hizo una interpretación perfecta, de lo que se estaba jugando la humanidad.
FRAN AUDIJE
Madrid, España, 19 de febrero del 2025
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La cara menos vistosa del Romanticismo es que los nacionalismos brotan en la tierra abonada por ellos y particularmente el nacionalsocialismo alemán ,de infausta memoria.
Lo que expone correctamente Fran es su mejor perspectiva para conocer el tema .
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