Por Francisco José Audije Pacheco

Fotografía Facebook.

Mi Madrid, de antes y de ahora…
Mi lugar favorito y admirado,
Ámbito de inspiración, esparcimiento,
El sitio de mi recreo, la casa de mis sueños.
Contigo descubrí a Goya y a Velázquez,
Seguí las huellas del gran Bécquer,
Y me enamoro de tus mujeres
Creyéndome yo un romántico,
Al estilo de aquellos ruiseñores
Que vivieron cantando tu belleza,
Pero murieron hartos de un vino
De sabor amargo a la tristeza.

Madrid, salvación de los poetas:
Paseo por tus jardines afamados,
Y me encuentro solo, con parejas
Al sol, viviendo amores de fresa,
Amores bajo la lluvia interminable
De un beso al aire, huérfano
De unos labios de mujer
Que los devuelvan y me posean.

Debo confesar que te quiero,
Pero detesto que las nubes
Carbonizadas, se detengan siempre
Desde arriba, sobre mi cabeza,
Víctima de una sucia agua
Que me condena, y me ajusticia
A ser un pobre hombre
Sobre la faz de esta tierra.

Vivo más en tus alcantarillas,
Que en el Cielo al que presumes
Se llega cuando eres madrileño.
Tu hermosura inmensa se me va,
Como se me va la vida, lejos,
A inalcanzable velocidad.

Vagando por la Gran Vía,
Se llega a tu Palacio Real.
En Cibeles y en Neptuno
Presentan batalla las políticas,
Y en Banco de España
Viví momentos celestes,
Sepultados bajo los túneles
De una gloria suburbana
Sin amor, y con poesía.

No me quiero quejar de ti,
Porque soy lo que soy
Gracias a ti, Madrid.
En la desgracia y en la fortuna,
Te he sido fiel, porque
Para mí, Madrid, serás siempre
La mirada más divina
Con la que yo fui feliz.