Ya en el trono atacó Hungría, que ésta tenía una preocupante crisis financiera y militar, pues era la entrada para los otomanos a los reinos cristianos de Europa.

Aún siendo emperador musulmán de corazón permitió la presencia de otras religiones en su territorio. Además promulgó a sus súbditos algunas penas severas por romper la ley, como la pena capital y la mutilación.

Favoreció muchas agrupaciones artísticas y convirtió a Estambul en una ciudad imán siendo ésta la urbe principal del Islam.

Rüstem Pasha invitó al hijo del emperador Mustafá a unirse a las tropas de su padre, mientras le hacía creer al monarca que su retoño iba a asesinarlo. El dirigente terminó por mandar matar a su hijo y, tras enterarse de la maldad de Pasha, lo mandó desterrar.

El sultán falleció en 1566 en plena campaña y se ha escuchado que su corazón fue desenterrado y colocado en otro lugar, bajo tierra, en una cesta dorada, justo en el lugar dónde murió.

Solimán el Magnífico

Por Luis Mac Gregor Arroyo

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