Morelia, Michoacán, 3 de mayo de 2025.

Llegamos a Tumbisca por el camino viejo que sigue viejo como sí los siglos no pasaran o pasaran tan lentos que no falcanzan el siglo XXI.
Los pinos y oyameles te saludan con tanta alegría que orinan brea para los pobladores de Tumbisca. El cielo es tan azul que parece decirte, aquí dejarás de ser citadino y te harás naturaleza.
Andamos ya 200 metros más arriba del nivel del mar que en Morelia, yo lo siento y no necesito un instrumento para su medición. Mi cuerpo sabe que superamos el nivel normal de metros que el mar me permite.
Seguimos. Maneja el bisnieto del general Simón Cortés Vieyra. Todo el camino fue un duelo a muerte en quién sabe más de mezcal. Sabe mucho pero yo soy oaxaco. Le llevo mil años de diferencia pero es un buen chico y va muy bien. Ahí la lleva.
Me mató: ahora que lo pruebe, vemos. De acuerdo, dije con mi paciencia milenaria de Matatlán, Oaxaca.
Llevábamos una hora viendo un cerro para una foto para el feis. Y el cerro se alejaba. No sé dejaba retratar. El muy canijo de escondía entre los pinos.
Entonces dije una imprudencia: canté Norgian Wood de Lennon. Este camino parece un Bosque Noruego pero es Tumbisca. Así corregí mi imprudencia eurocentrica.
Llegamos a la comunidad: 120 casas contadas. Una por ahí, otra por acá. Una más allá.
Perros, gallinas, vacas sueltas por el camino. Libres. No vi ni un corral.
Las cigarras se dieron vuelo y nos dieron un concierto por el camino. Anuncian las lluvias, ojalá no se equivoquen.
Nos recibe la autoridad. Cris nos presenta. Es la anfitriona. La nieta del general. Señores maduros con sombrero. Todos con sombrero menos yo que tantos años usé sombrero.
Recorrimos el camino a la Secundaria que lleva el nombre del general Simón Cortés Vieyra. Nos tomamos fotos. No sé hacer selfies.
Volvemos a la Casa Ejidal donde las autoridades máximas del ejido y tenencia de Tumbisca nos abren la puerta. Es una ceremonia cívica. Formal. Todos miden sus palabras. Ni una de más, ni una de menos.
Cris conduce el programa y presenta a los dos bisnietos del general Simón Cortés. En Tumbisca todos son Cortés o Vieyra. Otilia es la única mujer entre las autoridades. Ya es un gran paso adelante. El Lic. Rubén Sandoval es el único invitado de Morelia.

Mi tocayo, el Dr. Raúl lee una extraordinaria semblanza del general Simón Cortés Vieyra y le regala un poema a la comunidad. La Lic. Eva, bisnieta del general, dona la carta al INAH, donde se donó la fotografía de la paz entré el general Simón Cortés Vieyra y el gobernador de Michoacán, general Lázaro Cárdenas del Río del 30 de enero de 1929.
Por su parte, el Dr. Lescas narra como conoció hace 20 años la memoria del general Simón Cortés Vieyra y a su nieta Cristina Cortés en Morelia. Dio la palabra al Dr. Julio Santoyo Guerrero para que leyera unos párrafos de su novela Tierra Cruzada, donde narra pasajes de Simón Cortés Vieyra en Tumbisca durante la Revolución Mexicana.

La ceremonia cívica resultó doblemente positiva,no solo porque el acervo fotográfico del general Simón Cortés Vieyra regreso a su cuna sino porque también se formó, en los hechos, un Comité para conmemorar el centenario del general Simón Cortés Vieyra.
Fue una ceremonia cívica y familiar que nadie se enteró en Morelia ni en el mundo, pero fue un acontecimiento importante para Tumbisca, tierra olvidada por Dios y todos los gobiernos que dicen gobernaron Michoacán de Ocampo.

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