Antes que la Pérfida Albión, los moros, o los gabachos, España cuenta con un peligrosísimo enemigo, al decir de Antonio Gala, íntimo, como es la propia España. Somos nuestros propios y principales enemigos, estimados lectores. El España contra España, es algo muy grave, tanto que, nosotros mismos, seríamos capaces de vencernos, y destrozar nuestra nación.
Ya, en el Siglo de Oro, Francisco de Quevedo escribía estos elocuentes versos:
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Y, el desafortunado rey del Romanticismo español, Amado de Saboya, reconocía con pesadumbre:
«Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles»
Sir Winston Churchill, el Primer Ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de su simpatía por nuestro país, aseveraba:
«Los españoles son gente orgullosa, que no pasa por alto una ofensa».
Puede que, en las últimas palabras del vencedor de la más cruenta guerra de la humanidad, hasta el momento, se encuentre una de las claves a que seamos nuestro enemigo n°1: Los españoles no somos capaces de reconciliarnos, nos cuesta horrores perdonarnos a nosotros mismos.
Porqué, me pregunto con severidad y pesadumbre, España se ha dividido en dos bien definidos bandos, permanentemente enfrentados, desde el origen ideológico político, hasta cualquier otro campo o competencia, que pudieran realizar las personas de este país. Queda claro, pues, que la división viene definida por la política, a la cual se le han adjudicado, incluso, colores, y hasta símbolos institucionalizados.
No olvidemos estos versos críticos de Antonio Machado:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Ni este otro proverbio, también machadiano:
De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea.
¿Porqué España, nuestra España, prefiere engañarse a sí misma, con esa descomunal falacia de que unos ganan, y otros perdemos?.
Los españoles, dividididos y enfrentados, nunca ganaremos, aunque una de las dos partes crea salir victoriosa, mientras pisa el cuello de los otros, o de otro compatriota.
España sólo puede vencer o salir derrotada. La división de los españoles, que se infligen daños unos a otros, es una derrota completa de España entera. Nadie puede vencer en una nación, mientras los propios hermanos se hagan daño entre ellos.
FRAN AUDIJE
Fotografía Facebook.
Madrid, España, 19 de junio del 2025
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