Hay quienes afirman que envenenó a su hermano y que su reinado, en Roma, estuvo lleno de terror y sangre.

Recibió honores y dignidades aunque eran puramente nominales, cuando su padre, Vespaciano, estaba en el trono. Así fue nombrado césar y príncipe de la juventud.

En el año 86 reinstituyó los Juegos Capitolios, la versión romana de las olimpiadas griegas.

Se dice que mandaba matar personas con el menor pretexto, como fue el caso de un recaudador al que trató con toda deferencia en su propia mesa y luego mandó crucificar.

Acuñó la frase siguiente: “La condición de príncipe es la más miserable de todas, pues no se les da crédito sobre las conspiraciones hasta que son asesinados”.

Domiciano

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Fotografía de Laura Meinhardt en Pexels.