Por Francisco José Audije Pacheco
Foto: SAI, más que flores

La región más bella
Del mundo habitado,
En el que sueñan los humanos,
Es aquella do reinan las flores,
Flores de la primavera
Que en otoño mueren,
Para renacer en mayo,
Enamorando a las muchachas,
Y a las niñas sonrojando,
Pues ven su reflejo en ellas
Los hombres a los que aman,
Que las desean y las persiguen,
Cual luceros inalcanzables
Del inconmensurable cielo.

Bien sé yo que, una mujer bella,
Ama, igual que es amada,
Siendo perfectamente alcanzable
El amor deseado por ellos,
Que ellas ofrecen a raudales,
Porque es su mayor riqueza.

Yo, que siendo poeta, amo,
Como ser humano que soy,
Pero siendo capaz, también,
De ver en lo más hondo,
La belleza de niñas que aman
Desde el corazón y la cabeza,
Cual noble verdad identitaria,
Quiero abrir mi corazón
De par en par, a la luz
De este mundo bello de flores,
Para que, una sola flor,
Que yo sé, y que conozco,
Pueda reconocerse en reflejo
De la sangre bombeada
Con pasión y libertad,
Por razón del amor,
Que suspirando me despierta.

Amor por el que moriría,
Si mi razón y mi deseo,
Continuaran sin aspirar
La fragancia de sus pétalos,
O sin su tallo abrazar,
Pues del suelo levantara
La miseria que me postra,
Y asesina ilusiones por vivir
En preclaros ecos del latido
De un corazón sano,
Porque es amante de su flor,
La única flor amada
De entre todas las flores bellas
Que en el mundo germinaron.

Vamos a dejar de encriptar
Este firme poema de amor,
Latiendo tan firme como late
Un corazón enamorado con certeza,
Cual es el del poeta,
Que sabe reconocer la belleza,
Y la belleza ama
En una flor muy bella.

Esa sola mujer amada,
Que mi virilidad desea
En hombre encarcelado,
Tiene cuerpo, alma, nombre,
Y un corazón que me ama,
Y me desea con vigor;
Generosidad de mujer,
Gozo de hembra;
Tierra donde el sol
Alienta las pasiones,
Y el desenfreno las estrellas.

El nombre de, una Santa Virgen,
Que es patrocinio de España,
En Zaragoza, o en Estepa,
En el Bierzo, en Mérida,
O allende se bendice a las mujeres
Bajo la denominación de Pilar,
Base y apoyo cabales
Del respeto cristiano al amor.

De los derechos humanos,
Pilar es donde se crece,
Cual flor enamorada
De un corazón marchito,
Que muere sin su belleza,
Una belleza otorgando vida
Al garrulo, como al poeta,
Ya que ambos serán personas,
Y compatriotas de las Españas,
Si se respetan y comprendieran.