La enorme escritora y poeta, Gloria Fuertes, tras ser marginada durante el régimen del General Franco, comienza a obtener su merecido reconocimiento, por desgracia a título póstumo. Y es triste que el valor de tantas personas, sólo se logre reconocer, «a la vejez viruelas», cuando ya es poco o nada operativo para la misma. Hay casos, incluso, de personajes que salieron damnificados, y sólo la desaparición de los mismos, hizo posible la entrada en razón, respecto a su figura.
Debo decir que, sin ser yo un estudioso de la obra de Gloria Fuertes, conozco a esta poeta de bello corazón, desde los tiempos de mi infancia, cuando, a la vuelta del Colegio, mi madre encendía el televisor, para que descansara con el programa de niños: «Un globo, dos globos, tres globos», que recibía este título de un poema de Gloria, cuya letra, transformada en canción, era la popular presentación de este genial espacio educativo, y para el esparcimiento de los chavales, como yo.
Gloria Fuertes era, y lo sigue siendo, a través de su obra universal e imperecedera, una institución de la bondad, al tiempo que una maestra en tomarse la vida muy poco en serio, con una mueca jocosa ante el devenir de las adversidades, ya que ella misma se convirtió en una experta lidiadora de malvenidas.
Fue una mujer, no pacifista, sino que buscaba la paz y la concordia entre las personas y los compatriotas. Una mujer, como todas las mujeres, de especial sensibilidad, por eso creía en una vida después de esta, donde le esperaría el Dios Cristiano, aquel tan olvidado por los ruidos de la civilización, y sepultado por intereses mundanos. Porque, Gloria Fuertes, creía firmemente en una justicia sin marginación, y en una libertad sin hipocresía. Para ella, el mundo es de todos, y todos tendríamos derecho a vivir, por eso le conmovían los ninguneados, los incomprendidos, arrastrándose por los suelos, sucios y fríos.
Por último, un ruego sobre la querida y admirada, Gloria Fuertes: ella no le pertenece a nadie, sino a los corazones de los lectores que se han conmovido con sus versos y sus cuentos, amorosos y trágicos, didácticos y fantasiosos. Tengo la impresión de que, en ocasiones, se pretende arrimar a ciertas figuras de la Literatura, hacia una facción política determinada, lo cual me parece un craso error. Los poetas y los escritores, seremos siempre de aquellos que nos amen y nos comprendan, independientemente de las siglas o de las ideologías.
FRAN AUDIJE
Cáceres, España, 6 de julio del 2025
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