Imagen de portada propiedad de Focus Features
SM Rico
La nueva adaptación de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers y estrenada en 2024, no es solo un homenaje al clásico mudo de F. W. Murnau de 1922, sino una reinterpretación oscura, atmosférica y profundamente simbólica del mito del vampiro. Si bien la película brilla en su dirección de arte, fotografía y diseño sonoro (sello distintivo del cine de Eggers), el desempeño actoral presenta matices que van desde lo magistral hasta lo discutible, dependiendo del personaje y la intención dramática.
En el 2024 Robert Eggers finalmente materializó su proyecto largamente acariciado, y el resultado es tan hipnótico y meticuloso como se anticipaba. Eggers tenía una profunda y duradera pasión por hacer una nueva versión de Nosferatu, una obsesión que comenzó en su juventud y que lo acompañó durante casi una década. Esta nueva Nosferatu no es un simple remake del clásico de Murnau, sino una relectura personal y profundamente fiel al espíritu de pesadilla del cine expresionista alemán. Eggers aprovecha los recursos del cine moderno para amplificar, y modernizar, la esencia gótica y opresiva del mito, entregando una obra que es a la vez un homenaje y una potente declaración de autor.
El mayor logro de la película es su atmósfera. Desde el principio, el espectador es sumergido en un mundo de decadencia y malestar. La fotografía de Jarin Blaschke maneja un conjunto de claroscuros y paletas desaturadas, donde los verdes pútridos, los grises plomizos y los negros aterciopelados crean una sensación de suciedad y enfermedad que impregna cada escena. El diseño de producción y la escenografía son impresionantes, construyendo unas calles de pesadilla y plaga en una ciudad costera asediada por la enfermedad, algo que se siente real y fantástico al mismo tiempo.
Bill Skarsgård se destaca como una fuerza terrorífica en la interpretación del Conde Orlok. Su transformación es física y psicológicamente perturbadora. Lejos del vampiro seductor, Skarsgård encarna una criatura ancestral, una manifestación de la muerte y la soledad más absoluta. Su movimiento, su postura y su simple presencia en pantalla generan tensión.
Frente a él, Lily-Rose Depp como Ellen Hutter ofrece una actuación exagerada y que desentona con los demás actores. Eggers dota a su personaje de una sensibilidad psíquica que la convierte no en una víctima pasiva, sino en la única capaz de enfrentarse al mal de manera activa y trágica, en una clara y efectiva evolución del arquetipo original. Algo que le juega en contra a ratos, y que por lo exagerado de su expresión, llega a ser algo molesto.
Willem Dafoe, en un breve pero impactante papel, demuestra por qué sigue siendo uno de los actores más versátiles del cine contemporáneo. Aunque su tiempo en pantalla es limitado, cada gesto y palabra está cargado de significado. Emma Corrin y Aaron Taylor-Johnson también ofrecen actuaciones sólidas en sus respectivos papeles, aunque sus personajes están menos desarrollados, lo que limita su impacto.
El terror de Eggers es lento, sensual y visceral. Se construye a través del silencio, los sonidos ambientales (el crujir de la madera, el viento, los susurros) y planos cuidadosamente compuestos que evocan pinturas clásicas. La música de Robin Carolan completa esta inmersión con una partitura inquietante que nos sumerge en la trama.
Si hay un punto que divide a la audiencia, es el ritmo deliberadamente pausado. Eggers no concede nada al espectador contemporáneo acostumbrado a ritmos más rápidos. La película es una suite gótica de largos compases, donde la contemplación y la acumulación de detalles son la norma. Para quienes se conecten con su frecuencia, es una experiencia hipnótica; para otros, puede resultar lenta y agotadora.
En su devoción por el material original, ciertos aspectos del guion pueden sentirse extraños, pues parece evocar más a Drácula que Nosferatu. Personajes como Thomas Hutter (Nicholas Hoult) cumplen su función narrativa, fluyen con la trama y sobresalen más que Ellen, sobre la que recae gran parte de la trama. La película prioriza la creación de un mundo y una sensación por encima del desarrollo emocional de todos sus personajes, a pesar de las grandes actuaciones, lo que puede generar una cierta distancia para parte del público.
«Nosferatu» (2024) es, hasta el momento, la culminación del estilo de Robert Eggers y una de las mejores películas de terror gótico de los últimos años. Es una obra de arte con técnica impecable. No busca reinventar el mito, sino encapsular su esencia más pura y aterradora con una maestría rara vez vista; y más en un tiempo donde: el ahorro en el presupuesto y las escenas de simple suspenso son la norma en el “terror moderno”. Esta es una película exigente, no para todos los gustos, pero para los amantes del cine de Robert Eggers, y del terror atmosférico, se trata de una obra esencial y profundamente memorable.
Actualmente puedes disfrutar de esta cinta a través de la plataforma de HBO Max
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Tráiler:
Ficha Técnica:
Título: Nosferatu
Director: Robert Eggers
Guion: Robert Eggers
Reparto Principal:
Bill Skarsgård como Conde Orlok, Lily-Rose Depp como Ellen Hutter, Nicholas Hoult como Thomas Hutter, Willem Dafoe como el Profesor Albin Eberhart von Franz, Emma Corrin como Anna Harding, Simon McBurney como Knock
Fotografía: Jarin Blaschke
Música: Robin Carolan
Montaje: Louise Ford
Diseño de Producción: Craig Lathrop
Vestuario: Linda Muir
Productora:
Focus Features, Studio 8, Maiden Voyage Pictures, Birch Hill Road Entertainment
Género: Terror, Drama, Gótico
Y por si desean ver la película original en la que está basada esta cinta les dejamos:
Película original Nosferatu 1922 (Con subtitulos en español)
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