Por Francisco José Audije Pacheco
Fotografia Facebook
Madrid, España, 16 de octubre del 2025

El destino es un sieso tirano
Que hoy te da, mañana robará…
Un buen día, tu ser ha de enterrar.

La pena acecha como cuchillo,
Desgarrando en gélida tempestad
Del más insensato invierno.

La sangre, negra, a borbotones mana,
Negra cual alma, de soportar hastiada,
Tanta necedad cruel e inhumana.

Un charco de indignidad te cerca,
Los fríos arrecian, aprieta el viento,
La tortura de los meteoros atmosféricos.

A lo lejos camina una vieja dama,
Vieja de la guadaña cercenando un nexo,
Hilo unitario entre alma y cuerpo.

Más lejos, la mujer de mis sueños,
Me llama… la voz forzada,
La mirada triste, en las venas el ansia.

Nos abrazamos, la tumba presente…
Pero yo no estoy enterrado,
Te observo, amada, desde lo Alto.

En el amor escalas hasta la instancia
Que me custodia inédito, solo para ti,
Como siempre lo fui, amada sombra,

Que pululaste por mis versos,
Fantasma único que vertió mi anhelo,
En forma de poesía, y de la música…

Cuando mi soledad contuvo,
Imaginando tu amor, vivo,
Corazón estimulado, ¿qué deriva?

Lira y arpa divinas, paradisiaca senda,
Donde te hago el amor contemplando
Tu belleza angelical, tu sonrisa eterna.

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