Todas las muertes son horribles porque cortan el fin de un camino, pero hay quienes dejan legados invaluables como el teórico Armand Mattelart, fallecido el 31 de octubre en París, Francia y a quien estudié en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Su libro “Historia de las teorías de la comunicación”, cuestiona y desenmascara a los medios de comunicación.
Prácticamente, nos dice que detrás de cada mensaje hay una intención, un poder y una visión del mundo.
Mattelart, sociólogo nacido en Bélgica, trabajó en Chile durante los años sesenta y setenta (colaboró en el gobierno de Salvador Allende).
Su objetivo, entre muchos, era estudiar cómo los medios de comunicación podían influir en la manera en que las sociedades piensan y se organizan.
Su idea central se basa en que la comunicación funciona como una “herramienta de poder”, y añade que los medios no son neutrales, sino ‘instrumentos que pueden servir tanto para liberar como para dominar’.
Leer sus libros es básico en mi carrera. Desde su mirada crítica me ayudó a entender que comunicar no es solo informar, sino construir sentidos, ideologías y realidades.
Francament uno de sus libros que más me marcó fue “Para leer al Pato Donald”, que escribió junto con Ariel Dorfman con la meta de analizar los cómics de Disney y demostrar que detrás de esas historias aparentemente “inocentes”, se esconden mensajes de dominación cultural e ideológica. Ahi es cuando te cae el veinte de que la cultura popular no es algo trivial sino un elemento que reproduce valores, estereotipos y formas de poder.
Sin embargo, su obra fundamental para mí es “Historia de las teorías de la comunicación” (escrita junto a Michèle Mattelart). Siendo honesta este libro estaba siempre en mi mochila, yo lo cargaba como quien trae un collar, un anillo o un tatuaje.
Lo (re)leía en mis trayectos del metro Zapata a C.U.
Se trata de una especie de mapa mental que me abrió el camino para analizar cómo ha evolucionado el pensamiento sobre la comunicación en el mundo.
Lo que más me gustaba de sus escritos es que no solo presenta “teorías”, sino que las pone en contexto, enfatizando cómo cada época y cada sociedad construyen su propia forma de comunicar.
Me quedó claro que la “comunicación” no se estudia únicamente desde los medios, sino desde la historia, la cultura y las relaciones humanas.
Con el tiempo, me di cuenta de que muchas de las advertencias de Mattelart se hicieron realidad. Hoy, por ejemplo, vivimos en una era donde las redes sociales, algoritmos y grandes plataformas digitales concentran el “poder informativo”, tal como él lo anticipó.
Las ideas de vigilancia, manipulación y control que él describía en los años setenta y ochenta las vivimos cada día.
Su trabajo teórico sigue vigente porque nos enseña a mirar la comunicación con conciencia y a cuestionar lo que “consumimos”, sobre todo a comprender cómo cada mensaje puede influir en nuestra manera de pensar y de vivir.
Al final, Mattelart me dejó una lección que va más allá de la teoría… me enseñó a comunicar con responsabilidad, ética y sentido.
Indudablemente, la comunicación no es solo una herramienta técnica, sino una práctica que transforma una ciudad, un país o al mundo y eso en una época saturada de mensajes y mentiras es crucial: ¿Qué hay detrás de lo que se transmite en redes y medios y quiénes y cuáles son las fuentes de lo que me están contando? ¿A quién le sirve cada narrativa que se informa? ¿Cómo el abordaje de cada historia, noticia, reportaje, medio o red social me puede manipular, amar u odiar? ¿Es cierta esa o tal afirmación? ¿Es verdad o mentira que ocurrió tal o cuál hecho? ¿Quiénes están detrás de tales o cuáles sucesos? En la era de la posverdad les recomiendo no olvidar a personas como Mattelart, lean sus libros, infórmense bien, lean entre líneas, cuestionen lo que oyen y lo que ven.
Y si me preguntan por qué hay que darle un vistazo a Armand Mattelart en este 2025 solo respondo que es necesario entender cómo los medios, las redes y los algoritmos siguen moldeando nuestra forma de pensar, y especialmente lo recomiendo para recuperar una mirada crítica que nos devuelva el control sobre lo que creemos y comunicamos. Al menos tenemos ese derecho, al menos pensarlo.
Mariana Escobedo
Fotografía Facebook
Ciudad de México 3 de noviembre del 2025
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa
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