Por Francisco José Audije Pacheco

Fotografía Facebook

Escribo versos desde el mar,
A la orilla donde mueren
Las saladas y blancas olas.
Estoy aquí pero no estoy.
Oigo el susurro marino,
Siento el calor veraniego,
La caricia fresca del viento.
Las familias comen paella,
Los niños juegan, corretean;
Surge el amor de pubertad.
Vienen recuerdos de nostalgia.
Mi padre, mi madre, Julita,
Mis amigos de Argentina,
Aquellas niñas catalanas
Que lloraba cuando se iban.
No sé evitar la emoción,
Ya no queda nada de eso
Al exterior de los recuerdos.
Ahora llevo una mujer
En lo profundo del corazón.
Su dueño es la esperanza.
Evoco el tono de su voz
Que me sosiega como el mar.
Veo su silueta de mujer,
Su identidad femenina
En la mirada, en la risa,
En su cuerpo tan sugerente.
Quisiera poder abrazarla,
Sentir su calor, su perfume,
Que es cual brisa veraniega.
Hay muchas mujeres en el mar,
Mas a cientos de kilómetros
Solo la deseo a ella.