El EGÓDROMO XXXV

Por Luis Mac Gregor Arroyo

hoyoblanco.com.mx

Fotografía de Nuno Lopes en Pixabay.com

El Francés del Mar Chapálico: Mexicano pero con aspiraciones a ser del país de Napoleón; porque ahí él disfruta mientras se engaña en círculos profundos. Ese buen jalisciense trata de impartir el conocimiento, estando fregado desde hace años y con cara de espanto, posiblemente, por no poder dormir. Está en búsqueda de la verdad, para liberarse de su pesar. Por desgracia en su religión de cuando chico, no permiten el matrimonio en todo tipo de situaciones. Entonces busca con desesperación una respuesta, una solución. El comensal lo ve y no lo cree: “¿Qué acaso todavía no te das cuenta? Sólo hay un Dios y está a la vuelta de la esquina”. El francés trata de jactarse, como si supiera todo y sólo le sale una sonrisa que no se concreta. Pobre hombre, lo puede tener todo, no necesita buscar cómo y dónde está Dios, sino creer en él; amarlo con todo lo que pueda. Desde el cielo se escuchó un estruendo y una voz que dijo: “¡Ve a la Iglesia!”


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