EL EGÓDROMO PARTE LXXVII

Por Luis Mac Gregor Arroyo
Fotografía de Espressolia en pixabay.com
hoyoblanco.com.mx
La Dominante: Cuando llega te ordena qué hacer y ahí del que no obedezca. Porque puede ir desde un bofetón, hasta dejar al pobre galán en la pobreza y miseria. En su dureza da a manos llenas. Hay quienes no comprenden su capacidad para dar; pero hacerle frente en la intimidad deja frío de la impresión. Sólo los conocedores están a su altura. El comensal la ve: “Me aventaría una aproximación, tengo curiosidad…” ¿Tendrá él el temple? Como sea ella camina sin pena convencida de lo que hace. Sabe que lo extremo es lo suyo y quien se atreva estar con ella, será su pareja y posiblemente logre la felicidad (si le aguanta el paso). Ella busca fidelidad. Pero ella no la ofrece: Para esa mujer existe una diferencia aparentemente clara entre ser fiel y leal. Su máximo sueño es ser la reina del sexo alternativo a toda costa. Eso le puede costar la vida y del hombre que la ama. Pero qué más da, piensa el comensal: «En la sociedad actual “el que no come se lo comen”, o al menos eso piensa ella». La verdad aquí nadie come, simplemente todos viven. Se aleja y pareciera que no es la primera vez que uno la ha visto. Sus nalgas no son muy voluptuosas; pero le fue suficiente para tener por los huevos al, probablemente todavía, dueño de una compañía de películas pornográficas. En vida aburrida y compleja, ¿encontrará la calma para su inquietud?


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