EL EGÓDROMO PARTE LXXXV

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Fotografía de Pexels en pixabay.com

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La que Actuó con Demasiada Incapacidad: Era una estrella porno a la que le gustaba someter hombres. Alguien se interesó en sus habilidades. La mujer lo vio y dijo: “Lo quiero”. Trató de conocerlo e intimar de buena manera y se le entregó como mejor sabía. Lo dejó sin mucho raciocinio y sometido a ella. La mujer estuvo feliz por un rato. Después buscó jugársela a alguien quien pensó le había hecho una mala pasada; para que fuera prisionero de ella a niveles cósmicos inimaginables. Teniéndolo ahí en una prisión de dimensiones astrales sin posibilidad de salida. Ella lo llamó una vía para lograr su concepción de lo correcto; aunque ese pobre hombre ni de sus placeres disfrutó. Terminó siendo sólo un objeto de divertimiento. Después conquistó a otros gurús y se hizo alguien poderosa. Influyó en las elecciones de un país para derrotar a quien consideraba el malo, a costa de todo y de ese pobre hombre: Prisionero sideral. Ahora ese hombre miserable no vive. Esa mujer niega su culpabilidad y en vez de amar, ceder y retroceder: buscó desentenderse y ahogar al pobre indefenso. Gran parte del universo lo hizo o es su cómplice, y cuando ese hombre decida matarla en masa una y otra vez, ¿qué va a hacer? ¿Caminar para atrás y morderse la lengüa? El comensal la ve con mucha reserva: “Espero que se encuentre alguien más de su tipo, pero que lo deje conocer realmente a Jesús, sino el pobre no le va a durar”. Por suerte no todas las rubias son como ella. Al que el color de su cabello les hace honor.


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