Raúl Jiménez Lescas
Morelia, Michoacán, 11 de septiembre 2022
¿Conspiraron para apoyar la Independencia de México? el mexicano Miguel Ramos Arizpe, el boricua Antonio Valero de Bernabé y el español Juan de O’Donojú: no sabemos. Pero es una duda que me inquieta. Lo que sabemos es que lucharon por la Independencia de España contra Francia, que fueron perseguidos por su majestad Fernando VII a su retorno a Madrid y, que de alguna manera influyeron para que a su colega don Juan lo mandaran a la “provincia” de la Nueva España, hoy México. Infiero que también conspiraron contra el absolutismo y ayudaron a que el rey jurara la Constitución de Cádiz y nos diera la nacionalidad española (excepto a los “negros”) a los americanos. Además eran “hermanos” masones de la época.

En nuestra Historia Patria se nos enseña que don Agustín de Iturbide, vallisoletano y realista de corazón, tuvo la habilidad de enganchar los insurgentes Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Teresa de Mier y Carlos María de Bustamante al “Plan de Iguala” y, por supuesto, al recién llegado de España, don Juan de O’Donojú para que estampara su firma en el Tratado de Córdoba para facilitar la Consumación de la Independencia.
Lamento decirle al sistema educativo mexicano que no fueron así las cosas. Lo siento mucho. Sin minimizar las habilidades políticas del futuro primer emperador mexicano, fueron más complejas las cosas. La Consumación de nuestra Independencia fue un proceso complejo donde confluyen diversas fuerzas de la península ibérica y de la Nueva España. Después de una década de guerra civil, todos podemos entender que “el horno no estaba para bollos”. Los realistas en el sur, al mando de Iturbide no podían acabar con la lucha insurgente al mando de Guerrero. Ni los insurgentes podían derrotar al ejército realista. Además, Guadalupe Victoria resurgió en Veracruz. Bustamante, Bravo y Rayón saldrían libres y se sumarían, de diversas maneras, a la causa de la consumación de la Independencia.
En el Año del Señor de 1820, en España se había restituido la Constitución gaditana y en la Nueva España se nombraron, por elección (del tipo siglo XIX), los ayuntamientos constitucionales gaditanos. Así muchos criollos asumieron los mandos políticos y no sólo militares. Por ejemplo, el general Antonio de León, dejó las armas y ganó el primer cabildo mixteco en Huajuapan, donde se levantó en armas en pro del Plan de Iguala, reconociendo a Iturbide en el mando militar. Iturbide, después de intentar sofocar la resistencia de los insurgentes del Sur (hoy buena parte del estado de Guerrero), decidió pactar con sus archienemigos de una larga y turbulenta década. Así nació el Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821. Mandos realistas e insurgentes conformaron el Ejército de las Tres Garantías (Trigarante).
Es una historia bastante conocida. ¿Pero qué hay de los peninsulares que fueron partidarios de la Independencia y actuaron en consecuencia? ¿Por qué no los recordamos?Uno de ellos venía, como hemos dicho, en el navío Asia con don Juan de O’Donojú, colega de Ramos Arizpe: Antonio Valero de Bernabé y Pacheco, (Fajardo, Puerto Rico 26/10/1790–Bogotá, Colombia 7/07/1863). Sus biógrafos lo llamaron: Brigadier, masón, liberal, libertador y, debemos agregar, acompañó a don Juan de O’Donojú en su misión a la Nueva España y apoyó a Simón Bolívar en la lucha por las independencias. Hijo de Cayetano Valero de Bernabé (aragonés) y de la puertorriqueña Rosa Pacheco de Ormandía. Quedó huérfano y su tío paterno, lo despachó a España para estudiar en la Academia Militar de Valencia (1803). Ahí lo agarró la invasión napoleónica de 1808 y se enroló en la resistencia. Según dicen sus biógrafos: peleó en el sitio de Zaragoza; en Tarragona, Sagunto, Carcante, Cullera, Castalla, Albaida, “lo que le hizo ganar el grado de coronel y le valió numerosas condecoraciones y galardones como: la cinta y la Cruz de Zaragoza, dos escudos de distinción y benemérito de la patria en grado heroico y eminente. Además se le otorgó la más alta condecoración española: la Cruz Laureada de San Fernando. Al terminar la guerra contaba tan sólo veinticuatro años.”.
La Guerra de Liberación de los franceses llevó a Bernabé a abrazar la causa liberal gaditana. Sus influencias fueron el general José Rebolledo de Palafox (jefe militar y capitán general del Reino con sede en Zaragoza) y, más adelante, don Juan de O’Donojú. Y también se hizo adicto a la masonería.
Dicen sus biógrafos: “Al ser ayudante de campo del general Juan de O’Donojú, Valero se vio expuesto directamente a la masonería, a la que rápidamente abrazó. En ese contexto y en todos los lugares en que estuvo destinado entre 1814 y 1820 se lo encuentra destacándose por trabajar afanosamente en la organización de nuevas logias en toda la región de Andalucía. Con O’Donojú formó un binomio ideológico sin igual en la época que con otros integraron lo que entonces se conoció como ‘El Taller Sublime’…”

Con esos antecedentes se puede inferir que tuvo participación directa o indirecta en el levantamiento del coronel Rafael de Riego en las Cabezas de San Juan (1820) contra el rey Fernando VII para hacer jurar la Constitución de Cádiz. El primer día de enero de 1820, Riego y otros oficiales, como Antonio Quiroga, “… proclamó la constitución y ordenó la detención del general en jefe del cuerpo expedicionario encargado de terminar con los independentistas sudamericanos que estaban azotando las colonias españolas.” Cuando O’Donojú fue enviado a la Nueva España, “… Valero le acompañó como su secretario y ayudante personal. Allí el puertorriqueño tuvo una destacada participación en las negociaciones que primero se realizaron en 1820 con el comandante militar mexicano Agustín de Itúrbide y que desembocaron en la firma de los Tratados de Córdoba del 24 de agosto de 1821. Con ello se aceptó por los españoles y se confirmó el Plan de Iguala que había sido proclamado el 28 [24] de febrero de aquel año. El mismo declaró la independencia de México como estado monárquico separado de España y bajo Fernando VII. Esa situación no fue bien vista ni aprobada por la Corona Española, como tampoco lo fueron los militares que participaron en las mismas, lo anterior podría representar inconvenientes a la hora de regresar a la Península. Sin embargo el nuevo estado ofreció grados y empleos a los militares españoles que desearan integrarse a la patria mexicana. Toda vez que solo se rompieron los lazos políticos con España —no así los culturales, espirituales y lingüísticos— no fue difícil para muchos soldados y jefes españoles aceptar aquel ofrecimiento; entre ellos estuvo Antonio Valero quien dejó al lado no solo la misión que le llevará a México, sino además su acatamiento al gobierno de Fernando VII. No obstante la lealtad a su ideario liberal y masón quedó intacta al ingresar al ejército mexicano, pues en América la libertad y la tenían un futuro que en ese momento era halagador. Desde entonces echó su suerte y su trabajo a la formación de la nueva nación. Fue en esta época que su labor le acredita para la Cruz de la Independencia Mexicana.”.
Las inclinaciones políticas de los liberales gaditanos O’Donojú y Valero Bernabé y Miguel Ramos Arizpe coincidieron o trabajaron para que el “… congreso dominado por liberales, una real orden fechada el 25 de enero de 1821 lo nombró capitán general y jefe político superior de la Nueva España, ya que el sistema constitucional había abolido el título de virrey. La disposición recalca que, en conveniencia al mejor servicio del Estado, se conservará unido el mando político al militar. Dificultades burocráticas lo retuvieron algunos meses en la metrópoli, hasta que finalmente se embarcó, junto con su familia y colaboradores cercanos, en el navío Asia que zarpó de Cádiz los últimos días de mayo…”.
Fuente: Navío Asia. Óleo sobre lienzo de Ángel Cortellini Sánchez (1858-1912) y fechado en 1896.
Los pasos hacia la entrada del ejército trigarante entra triunfal a Ciudad de México con iturbide, O’Donojú, Valero de Bernabé y Vicente Guerrero serán tratados más adelante.
El puertorriqueño, ante la crisis de la monarquía mexicana del emperador Agustín I, fue acusado de “conspirador” como tantos otros… Dejó México, pero su semilla libertaria floreció, aunque no se le reconozca. Se sumó al ejército de Simón Bolívar y ahí siguió luchando por la independencia de Nuestra América y soñó con independizar a su Matria: el Borinken. Los historiadores coinciden que diseñó el primer plan para liberar Puerto Rico.
Por cierto, don Lucas Alamán nos contó que Bernabé era “ventrílocuo”, lo mismo señalaron otros historiadores: Ricardo Palma en la estampa “Un ventrílocuo” en sus Tradiciones Peruanas, (Vol. IV, Séptima serie, 1896) y Enrique C. Tovar y Eduardo Posada. En esos tiempos los ventrílocuos no tenían un muñeco para hacerlo hablar, eso ocurrió tiempo después, sino que usaban su cualidad “para generar la ilusión de que la voz provenía no del emisor sino de un lugar indeterminado, del aire mismo”, afirmó el boricua de Río Piedras, Rafael Bernabe en su conocido artículo “La larga y maravillosa vida del ventrílocuo Valero”.
Y eso fue lo que ocurrió, cuando el historiador contó su cuento. Su cara se puso fantasmal, quizá más pálida que una sombra.
Continuará.
Fuente: Este grabado recrea el momento en que la Constitución de Cádiz es proclamada en la plaza Mayor de Madrid, en marzo de 1820, entre el alborozo de los soldados y el pueblo. Museo de Historia, Madrid.
Fuentes:
Antonio Valero de Bernabé y Pacheco. Biografía. Real Academía de Historia, recuperado de: https://dbe.rah.es/biografias/39118/antonio-valero-de-bernabe-y-pacheco
Jaime del Arenal Fenochio (2011). Cronología de la Independencia (1808-1821) (1.ª edición). México. Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Lucas Alamán (1852). Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que prepararon su independencia hasta la época presente (parte segunda, Tomo V) de 1852. México. Imprenta de JM Lara.
Juan O’Donojú y O’Ryan. Biografía. Madrid. Real Academía de Historia, recuperado de: https://dbe.rah.es/biografias/7120/juan-odonoju-y-oryan
Juan Ortiz Escamilla (Comp.) [Con la colaboración de David Carbajal López y Paulo César López Romero] Veracruz. La guerra por la Independencia de México 1821-1825. Antología de documentos. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.
Héctor R. Feliciano-Ramos. Antonio Valero de Bernabé y Pacheco. Recuperado de: https://asociacionlossitios.com/antonio_valero_de_bernabe.htm
Rodrigo Moreno Gutiérrez. La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821, recuperado de:
https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trigarancia/04_04_Capitulo3_Desarrollo.pdf
_, Ortiz Escamilla, Juan (2010). El teatro de la Guerra: Veracruz 1750-1825. Publicacions de la Universitat Jaume I.
Víctor Muñoz Fernández. El pronunciamiento de Riego: el inicio de las Revoluciones de 1820. Red de Historia. Recuperado de: https://redhistoria.com/el-pronunciamiento-de-riego-fue-el-inicio-de-las-revoluciones-de-1820/
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