Por: Raúl Jiménez Lescas
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Podría decir que el 26 de junio de 1964 me hice una “piedra rodante”, pero no es posible, tenía 5 años de edad y no quería ir al kinder. De hecho pateaba la puerta y salía corriendo.

Mi madre salía corriendo a buscarme porque en mi rodar me perdía entre las calles de Oaxaca. Era una piedra rodante. Cuando me encontraba al “atardecer del día”, vi como “caían sus lágrimas” (as tears go by). Así conocí a los Rolling Stone por As tears go by. Como 10 años después. Lo confieso. Los conocí mucho años después.

Yo creo que es una canción hermosa:
Es el atardecer del día y me siento y miro a los niños jugar. Sus caras están sonriendo, pero no por mí. Me siento y veo cómo caen las lágrimas.
Mi riqueza no puede comprarlo todo. Yo quiero oír a los niños cantar, pero lo que escucho es el sonido de la lluvia cayendo.
Agregar: Golpeando suavemente el pasto.
Por eso me siento y veo como caen las lagrimas.
Es el atardecer del día.
Yo me siento y miro a los niños jugar: haciendo cosas que yo hacía, creyendo que son nuevas.
Me siento y miro mientras caen las lágrimas.

Es mi homenaje a los Rolling Stones. Al dúo Jagger y Richards que la compuso.
La guitarra de 12 cuerdas de Richards no tiene abuela.

Muchos años después conocí la versión de Marianne Faithfull. Me gusta, pero me deprime, pero gracias a ella entendí porque esa canción me gustaba: era la interpretación de mis depresiones. Cuando me deprimo quiero ver que el cielo llore y derrame sus lágrimas, pero no lo hace, porque el cielo no se deprime, entonces, veo caer mis lágrimas.

Afortunadamente, ya no me deprimo, ni hago llorar a mi madre, y yo si me siento a mirar a los niños que creen que hacen cosas nuevas, que yo hice hace mucho. Por eso, al atardecer del día, yo me siento a ver como caen las lágrimas y Lennon a ver cómo giraban las ruedas.