Por: Raúl Jiménez Lescas
Fotos INEHRM. Heriberto Jara constituyente de 1917
Morelia, Michoacán, 17 de abril del 2023á
Francisco J. Múgica no fue el único perdedor ni relegado de la sucesión presidencial de 1940, también lo fue también el general Heriberto Jara, nacido en Nogales, Veracruz (otros autores señalan Pluviosilla y 1880) aquel 10 de julio de 1879. Sus padres fueron Emilio Jara Andrade y María del Carmen Corona Corona, oriundos de Tecamachalco, Puebla. Estudió sus primeras letras y números en la Escuela Modelo de Orizaba, siendo alumno de Enrique Laubscher. Hacia 1892 se matriculó en el Instituto Científico y Literario Autónomo, donde conoció a Alfonso Cravioto y Efrén Rebolledo, quienes serían como él, destacados revolucionarios, señaló su biógrafa Doralicia Carmona.
Según diversos testimonios, el joven Herberto apoyó la huelga de Río Blanco en 1907, ese gran movimiento obrero precursor de la Revolución Mexicana e impulsado por los magonistas del Partido Liberal Mexicano. Heriberto Jara fundó clubes en las fábricas textiles donde trabajaba en Orizaba, Veracruz. Jara se unió a los hermanos Flores Magón, Juan Sarabia, Santiago de la Hoz y otros, en la organización del Partido Liberal Mexicano. La directiva del Partido lo designó Delegado de Propaganda en Orizaba, por lo que tenía el encargo de difundir entre los trabajadores las razones y los propósitos de la lucha de los liberales, nos recordó Silvia González Marín (2014).

Otras fuentes señalan que cayó preso ahí en Río Blanco y emigró al puerto de Veracruz, donde fue tenedor de libros, al tiempo que empezó a escribir en periódicos como “La Opinión” y “El Dictamen”. Fue aprehendido por el jefe político de Orizaba, Miguel V. Gómez, y deportado a una hacienda tabacalera de Valle Nacional, de donde pudo escapar, recordó Doralicia Carmona en su Memoria Política de México.
La Revolución de Francisco I. Madero lo abrazó a sus fuerzas, donde alcanzó el grado de coronel de las fuerzas maderistas. Los obreros y sindicalistas de la Casa del Obrero Mundial siempre lo recordaron como uno de los “suyos”, pues al ser electo diputado por Veracruz, promovió la “Ley” de la jornada de 10 horas para la industria textil: “La fijación de la jornada de trabajo y el aumento salarial, son sólo los primeros pasos, en adelante se deberá luchar por leyes que tiendan a elevar el nivel moral, físico y económico del obrero”.
Sin duda, no pudo haber faltado a la manifestación del 1° de mayo de 1913 organizada por la Casa del Obrero Mundial (Jacinto Huitrón). Al año siguiente, 1914, durante la invasión yanqui al puerto de Veracruz, Jara fue comisionado por Carranza para estar al frente de la defensa nacional y supervisar la retirada de las tropas invasoras. Su biografía, por Silvia González Marín, (2014) recordó en un texto:
—General, acabo de recibir un comunicado del presidente de los Estados Unidos en el que me avisa que el día 23 de noviembre a las doce en punto el ejército norteamericano abandonará el territorio nacional: sin embargo, esto mismo lo ha dicho en tres ocasiones y no ha cumplido. De manera mi general, que si los invasores no abandonan Veracruz a las doce horas de ese día, ordenará abrir fuego contra ellos. Ponga su reloj con el mío, le deseo
buena suerte.
El general Jara preparó a su gente para que estuviera lista por si fuera necesario entrar en combate, pero a las once horas del día señalado, los soldados norteamericanos empezaron la evacuación y a las doce horas en punto no quedaba ni un solo estadounidense. El general Heriberto Jara, al frente de su columna, fue el primero en entrar a la ciudad de Veracruz, fue recibido por el pueblo en medio de grandes muestras de alegría y de cariño.
Dice en su biografía Doralicia: “Regresa a México y organiza en Veracruz la Brigada Ocampo, que se enfrenta a las guardias blancas de las compañías petroleras en Poza Rica, Tuxpan y Tamiahua. En Matamoros se une al constitucionalismo para luchar contra Huerta. El 30 de junio de 1913 se incorpora a las tropas de Pablo González como coronel de caballería, y el 30 de agosto del mismo año participa, junto con Francisco J. Múgica, en el primer reparto agrario de la revolución, realizado por Lucio Blanco en la Hacienda de Borregos, propiedad de Félix Díaz, cercana a Matamoros, Tamaulipas: ‘Tal hecho, que tiene el mérito de ser el primero dentro del movimiento agrarista mexicano, corrió suerte diversa a la de nuestros propósitos porque el señor Carranza lo desautorizó, pensando quizás que tales acciones deberían hacerse en forma organizada’.
En 1916 fue elegido diputado constituyente. En Querétaro formó parte del grupo de diputados de izquierda del constitucionalismo con Francisco J. Múgica, Alfonso Cravioto y Luís G. Manzón, que modificó el proyecto original de Carranza para incluir en la Carta Magna las garantías sociales consagradas en los artículos 3°, 27 y 123, referentes a la educación, la propiedad de la tierra y los derechos de los trabajadores, respectivamente, recordó Doracilia.
Juan de Dios Bojórquez en su Crónica del Constituyente, afirmó: “Para mí, [Heriberto] Jara representó uno de los papeles más brillantes en Querétaro. Fue, en mi concepto, la segunda figura en aquel congreso histórico (la primera fue Múgica). Sonriendo siempre y con ganas de hacer juegos de palabras a todas horas, Jara fue un orador ameno, a quien se oyó con simpatía en la tribuna”.
Por su parte, Jesús Romero Flores, en su Historia del Congreso Constituyente 1916-1917 (SEP, IIJ-UNAM e INEHRM, 2014) escribió: “Se desempeñó como diputado del Congreso Constituyente de Querétaro, en el que se pronunció por diversas reformas sociales y por darle un contenido agrarista al artículo 27 constitucional. Luego, fue nombrado ministro de México en Cuba; el presidente Cárdenas lo nombró Comandante Militar en Veracruz y Oaxaca; el presidente Ávila Camacho lo designó Secretario de Marina, entre otros”.
De 1917 a 1920 fue Embajador de México en Cuba, año en que regresó a México y fue electo senador de la República, cargo que desempeñó hasta 1924, cuando fue nombrado Jefe de Operaciones en Puebla para enfrentar la rebelión delahuertista. Su biógrafa recuerda: “Del 18 de diciembre de 1924 al 31 de octubre de 1927 fue gobernador de Veracruz. Durante su gobierno hizo repartir tierras a los campesinos, promovió la organización de sindicatos y realizó obras de drenaje, pavimentación y electrificación en Jalapa, pero su política de obligar al pago de impuestos o embargo a las empresas extranjeras, lo llevó a chocar con las compañías petroleras, cuyo embargo de pozos fue levantado por el ejército acatando las órdenes de Luís N. Morones, secretario de Industria y Comercio del gobierno callista; también tuvo un conflicto magisterial; además, su distanciamiento del presidente Plutarco Elías Calles motivó la retención de las participaciones federales; todo lo cual provocó su destitución por la legislatura local.”.
En 1934 regresó a los cargos públicos durante la presidencia de Lázaro Cárdenas: fue presidente de la Comisión de Estudio de las Leyes Militares, inspector general del ejército y comandante de la 26ª y 28ª Zona Militar de 1935 a 1939, en cuyo puesto tuvo la grave responsabilidad de enviar armas, municiones y medicinas al gobierno republicano español asediado por las tropas fascistas de Francisco Franco. En 1939 fue presidente del comité ejecutivo del Partido Nacional Revolucionario PNR, que se convirtió en Partido de la Revolución Mexicana PRM. En vísperas de las elecciones, al asumir este puesto el 2 de noviembre de 1939, Jara expresó:
“… la Revolución ha dejado de ser ya el concepto impreciso y vano… es ahora la forma como el pueblo de México desenvuelve su propia vida… el régimen del presidente Cárdenas… y las conquistas sociales, económicas y políticas logradas y afirmadas… constituye la irrefutable prueba de la total identificación que existe entre la Revolución y el pueblo… la vida de la Nación se expresa en el establecimiento de las Instituciones Revolucionarias, en las que, en el aspecto político, la más importante seguramente es el Partido de la Revolución Mexicana… (cuya) organización y su funcionamiento obedecen a un concepto de la democracia más ajustado a nuestra realidad social; integrado con un criterio clasista por las fuerzas activas más limpias del pueblo, por los cuatro sectores que son fundamentales en nuestra nacionalidad; por los soldados del glorioso Ejército de la República… por la organización campesina que reúne la mayoría de los trabajadores del campo, por las más poderosas Centrales Obreras del país y por los elementos del Sector Popular… (la actuación del partido) ensaya por primera vez en México resultados satisfactorios porque responden a las necesidades reales, una democracia de colectividades económicamente clasificadas, socialmente homogéneas con iguales demandas inmediatas y con idénticos objetivos históricos… órgano coordinador de la acción política del pueblo, defensor de ese terreno de los intereses del proletariado, encauzador del pensamiento revolucionario de las clases trabajadoras, su función es de una validez incalculable en este instante en que la renovación de poderes federales, la elección de nuevo Presidente de la República; hace pensar ingenuamente a la reacción que todavía puede arrebatar al pueblo sus conquistas, despojar al proletariado de sus derechos, restablecer regímenes de opresión y privilegios y rectificar una política que… sólo ha estado inspirada en el beneficio colectivo y en el engrandecimiento de la patria… por primera vez en México también, los miembros del Ejército de la República , a través de una representación genuina y valiosa por su origen democrático y por la calidad de los hombres que la integran… participan de manera activa en la política del país, dentro de las filas del Partido de la Revolución Mexicana… habremos de luchar incansablemente … para defender … las preciadas conquistas revolucionarias del pueblo, para impulsar por seguros y eficaces caminos el desenvolvimiento de la Revolución, para transformar en una realidad tangible y cierta el lema de nuestro Partido, POR UNA DEMOCRACIA DE TRABAJADORES.”
Tras las controvertidas y agitadas elecciones de 1940, el presidente Manuel Ávila Camacho designó a Heriberto Jara jefe del Departamento de Marina, que unas semanas después, el 31 de diciembre del mismo año, se transformó en Secretaría de Marina. Le correspondió asumir la titularidad de la nueva dependencia durante toda la Segunda Guerra Mundial, en la que México declaró estado de guerra contra Alemania, Italia y Japón. Desempeñó este cargo hasta 1946.
En los años siguientes fue nombrado Presidente Honorario del Movimiento Mexicano por la Paz y formó parte del Consejo Mundial de la Paz. Durante la revolución china, viajó a ese país y defendió los principios y el movimiento de Mao. Por sus actividades pacifistas recibió en 1952 el premio “Stalin” de la Paz; otra distinción que recibió fue la medalla “Belisario Domínguez” en 1959, otorgada por el Senado de la República. También ocupó la presidencia del Instituto Mexicano-Cubano de Relaciones Culturales Juárez-Martí, desde la cual estuvo a favor de la revolución cubana, de la autodeterminación de los pueblos y de la no intervención.
Su también biografía, Silvia González Marín, nos recordó:
“El 17 de abril de 1968, rodeado de sus familiares y amigos más queridos, dejó de existir Heriberto Jara, uno de los revolucionarios más honrados, íntegros y apasionados defensores de la justicia social. Toda una vida de lucha dedicada a la defensa de los derechos del pueblo, al rescate de la soberanía nacional y en favor de la paz y el desarme mundial.”.
Murió en la ciudad de México; fue cremado y sus cenizas fueron trasladadas a Veracruz, en donde fueron esparcidas al mar desde un helicóptero dos días después.
Fuentes:
Doralicia Carmona (2023). Memoria Política de México.
Silvia González Marín (2014). Heriberto Jara. Constituyente de 1917. México. SEP/INEHRM.
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