Quisiera decirte, Teresa,
Con mis labios tocando tus sentidos,
Que en mi adentro eres vergel
Florido, el más bello y conmovido,
En el enigma de cada anochecer,
Cuando el sol, en poniente tras tu orografía
De mujer generosa en gozos,
Trae la oscuridad al misterio
Que te guarda a cal y canto,
Sabiendo yo continuas perenne,
Ahí, donde el deseo me devora,
Y mis labios buscan tu templado tacto.

Esa mirada lejana, la quiero para mí.
Esa boca de fresa, sedienta,
Solo mi jugo ha de saborear al gusto,
Gallardía única e inconfundible
De tu dueño, que te ama en sueños,
Colonizando el continente
En tu dulce clamor femenino,
Placentero timbre delicioso
Cuyos ecos me arrastran y conducen
Al paraíso del amor ciego
Que todo lo ve con los ojos del querer.

Te siento tan cerca y tan lejos,
Teresa amada y deseada…
Cual estrellas en un telescopio
A miles de años luz,
Pero de imagen presente
Siempre en mis pupilas.
Intento palparte, busco tus besos,
Pero solo obtengo frío,
El inmenso frío de la estrella
Que bulle de calor, y alumbra
Desde los claustros universales,
A este pobre enamorado,
Enloquecido ante el enigma
De tu brillante hermosura.

FRANCISCO JOSÉ AUDIJE PACHECO

Madrid, España, 2 de mayo del 2023